Torre Cabo de la Carrrera
Situada al extremo oriental de la Alhambra, tras recorrer el último tramo paralelo a la muralla norte, aparece la llamada torre del Cabo de la Carrera. Entre las torres de las Infantas y del Agua, habría sido construida o reedificada en 1502 por los Reyes Católicos, según figuraba sobre una inscripción que no se conserva. Por su disposición sobre un bastión semicircular, debió tener un uso fundamentalmente militar, para proteger el ángulo noreste del recinto amurallado. La torre hoy está prácticamente derruida, al igual que todo este sector de la Alhambra, debido a las voladuras que perpetraron las tropas napoleónicas de ocupación cuando se retiraron en 1812.
Algunas investigaciones hacen derivar su nombre en honor del cabo de Inválidos José García quien, con arrojo y valentía, cortaría la mecha dispuesta por el ejército napoleónico. La madrugada del 15 al 16 de septiembre de 1812, las tropas francesas dirigidas por el mariscal Soult se disponen a abandonar sus puestos en la Alhambra, ante el avance de las tropas españolas comandadas por el general Ballesteros. El mariscal francés ordena la colocación de explosivos por todo el recinto para su voladura.
Sólo consiguieron destruir, parcial o totalmente, lasdeBarba, Carros, Abencerrajes, Cabezas, Bruja, Capitán, Siete Suelos, De la Cruz, Arce, Agua y la del Cabo. Tras la explosión de esta última, se supone que elmilitarpodría haber cortadola mecha, salvando el resto: Infantas, Cautiva, Cadí, Picos, Oratorio, Damasy la Casa Real.
Desde el mismo momento de la conquista cristiana se vio la necesidad de construir varios baluartes semicirculares en enclaves estratégicos de la Alhambra. Este enclave en concreto debía situarse en el extremo oriental del flanco norte de la muralla, a poca distancia de la torre del Agua, barriendo con sus tiros la línea que desde ese punto pasaba por las torres de las Infantas, Cautiva y Candil, hasta la puerta de Hierro. La construcción de este baluarte se inició también al poco de la conquista; aunque sus obras fueron abandonadas, y durante un tiempo la muralla estuvo abierta de aquel cabo y la obra corrió el riesgo de que se perdiera y cayera, se concluyó en 1502, según rezaba una placa situada antiguamente en su base. Debido a esa falta de fondos y el desvío de intereses de los Reyes Católicos, especialmente del rey Fernando, más interesado en los temas aragoneses, el planeado baluarte no llegaría a gozar de esa calidad, quedándose solo en una torre artillada, la llamada torre Redonda. La imagen más interesante conservada de esta torre es la hecha por José de Hermosilla en la segunda mitad del siglo XVIII, en la que el baluarte es visible antes de su ruina. Era una torre circular almenada y artillada, cuya altura era bastante inferior a la de las cercanas torres del Agua o de las Infantas, como correspondía a un baluarte moderno.
Ya abandonada su función principal, para más deterioro sufrió un derrame de la acequia del Rey en 1805. El masivo escape de agua produjo el derrumbamiento del lienzo de murallas que iba desde la torre de las Infantas hasta el cubo de la torre Redonda, sufriendo bastante el baluarte. Aunque en el mes de septiembre del mismo año, los daños fueron restaurados por el contador de la Alhambra, Núñez Prados, ni la muralla, ni el baluarte perdurarían demasiado.
En 1918, Modesto Cendoya reconstruye las murallas cercanas a la torre del Cabo de Carrera, sin restaurar la propia torre, permaneciendo aún hoy en día como uno de los últimos testigos de esa fatídica época.
BIBLIOGRAFÍA
Bermúdez López, Jesús. La Alhambra y Generalife. Guía oficial. Granada: Patronato de la Alhambra y Generalife, 2010.
Vilar Sánchez, Juan Antonio. Murallas, torres y dependencias de la Alhambra. Granada: Patronato de la Alhambra y Generalife, 2016.