Sobre chapines

Con el nombre de chapín se conoce un tipo de zapato cuyo origen se remonta a la época romana hispana y que en época hispanomusulmana fue comunmente empleado para acudir a los baños públicos, por lo que su característica principal es una alta suela de corcho que servía para aislar el pie del calor y la humedad. Pero este modelo de calzado pervivio más allá de la caída del Reino de Granada, siendo calzado común de la población mudéjar primero y de los moriscos a continuación. También se usó en la España cristiana en época moderna, pero ya no asociado a su función original en los baños, sino como un zapato de uso cotidiano elegido principalmente por las mujeres para ganar en altura y elegancia. El chapín era un elemento de distinción social, pues sólo las clases más acomodadas podían permitirse el utilizar un zapato tan poco cómodo para andar y realizar tareas cotidianas. Objeto de moda en la corte, se recubrían con piel, se bordaba en hilos de plata y oro y se pintaban con esmero, hasta el punto de que fue criticado repetidas veces por los moralistas de la época el excesivo lujo vinculado a este calzado. Su uso está documentado en la península hasta el siglo XVIII, apareciendo referido en los inventarios reales, representado en pinturas y esculturas de la época y citado en la literatura, en la que incluso se burlan de las dificultades de las féminas para andar con un calzado que  podía superar los 10 cm de altura. “No la imagines vestida con tan linda proporción de cintura, en el balcón de unos chapines subida. Toda es vana arquitectura; porque dijo un sabio un día que a los sastres se debía la mitad de la hermosura”

“El Perro del hortelano”, Lope de Vega

Pero la moda de los chapines no fue exclusiva de España y se extendió su uso por Europa, un ejemplo de ello es este zapato en altura otomano que hoy forma parte de la colección del museo. Está realizado en madera y compuesto por dos patas altas ensambladas a una base, con una franja de cuero que sujeta el empeine. Su decoración se centra en esta zona, con un tejido burdeos cosido al cuero y enmarcado por una trenza en espiga de hilos azules y amarillos. Presenta una ornamentación geométrica bordada en hilos dorados, donde destaca una composición radial en el centro con lentejuelas de color bronce. La suela o planta y las caras frontales de las patas del chapín están decoradas con taracea, con piezas en hueso y nácar cortadas con formas triangulares en su mayoría. �