Silla de tijera nazarí
Se conserva en el Museo de la Alhambra, un lujoso ejemplar de silla de tijera con decoración de taracea que cubre toda su estructura y, asiento y respaldo de cuero, en el que aparecen elementos decorativos geométricos de enmarque, vegetales y en el centro el escudo nazarí que le hace identificarse como trono regio para las ceremonias oficiales. Su decoración apunta a una cronología contemporánea al sultán Muhammad V.
Siguiendo el estudio del profesor Fernández Puertas, según el texto de Ibn al-Jaṭīb en la Nufāḍa III, en su descripción del mawlid o natividad del Profeta celebrado en 1362 en la noche del 30-31 diciembre, indica que “el asiento del trono estaba elevado sobre el suelo del espacio-īwān de la Sala de la Alta Qubba, (hoy conocido como Mexuar). Este espacio para el trono era uno de los varios que el soberano tenía en los palacios de la Alhambra, como el de la alcoba central norte del Salón de Comares y el que se colocaba en el centro al pie de la fachada de Comares”
En la sala elevada de la alta Qubba del trono (hoy sala del Mexuar), elevó, el emplazamiento de la silla del trono, por encima del suelo del īwān más de una braza. Describe como se cubrió el suelo de la altísima Qubba con preciosas alfombras, sobre las que se elevaba la silla del trono revestida con regias vestiduras, que estaba honrada con la divisa de la dignidad que era en blancura fuera de lo común.
“Esta silla de tijera [conservada en el Museo de la Alhambra] fue el sillón del trono nazarí a partir de Muḥammad V. Es un magnífico ejemplar de ebanistería hecha de madera de nogal con restauraciones en madera de pino. Está ejecutada en diez piezas muy bien cortadas y ensambladas sin clavo alguno. Ésta [silla] nazarí está revestida por dos tipos de tacos con ruedas de taracea que la recubren “a sangre” por sus partes vistas. Dos peinazos de la base, o durmientes, los cuatro de giro convexo-cóncavo, los dos peinazos travesaños para el asiento y los maderos de los brazos redondeados por delante para el agarre de la mano, que se elevan en la parte trasera para coger el respaldo de cuero. Los peinazos de giro se obtienen de un madero.
Hecho el armazón de la madera, ha procedido el taraceista a revestirlo. Como los frentes de los peinazos son más anchos que su grueso, el artífice ha usado dos tacos de taracea de diferente tamaño, pero semejantes.
Del asiento de cuero sólo queda un arranque con motivo geométrico epigráfico. El respaldo de cuero se fija al armazón mediante clavos; se ornamenta con labor de lazo de una sola cinta que encuadra el rectángulo del respaldo, y forma el círculo lobulado central donde está el escudo dinástico con la banda transversal. A cada lado de éste hay una zancuda en movimiento con su pescuezo vuelto hacia atrás; sus alas las forman cuatro plumas redondeadas, sus colas son ramilletes de tres pimientos, y sus patas abiertas en “V” terminan en remates florales. Estas aves, el lazo, el escudo y el ataurique fechan la silla de tijera a comienzos de los 1380. O sea, es contemporánea de los jarrones de Washington, de las Gacelas y el destrozado de los Escudos, así como de la solería del pabellón, o bahw, de Abū-l-Ŷuŷūš Naṣr (incorporado al Palacio del Riyāḍ al-Saʽīd por Muḥammad V), y la solería del Palacio de los Alijares.
La silla plegable se utilizó por los soberanos o generales en campaña porque era fácil de transportar. Aparece en el mundo de la antigüedad egipcia faraónica, la adoptaron los romanos y los bizantinos, y de aquí pasó al mundo musulmán y al medieval cristiano, y se siguió utilizando en la Europa cristiana hasta el siglo XVII. Se vuelven a fabricar con el movimiento maurofílico del siglo XIX hasta la actualidad.”
Tenemos el testimonio del cuadro conservado en National Portrait Gallery de Londres en que aparece el “Arzobispo Tomas Cranmer de Inglaterra (1489-1556), sentado en una silla de tijera hispanomusulmana llevada a Londres por la reina Catalina de Aragón, esposa de Enrique VIII. La mesa se cubre con una alfombra turca”
Antonio Fernández Puertas
Alhambra. Muḥammad V. El mawlid de 764/1362, Granada, 2017