Los silbatos
El ocio y el juego forman parte de todas las culturas humanas, especialmente en el caso infantil, y de sus distracciones y entretenimientos también ha quedado legado a través de una serie de juguetes conservados. En la Ahambra, tanto de su etapa nazarí como luego de su uso como casa real cristiana, nos han llegado distintos objetos lúdicos como figuras zoomorfas y antropomorfas, vajilla de cocina y mesa en miniatura y silbatos. En esta ocasión nos acercamos a conocer estos últimos: los silbatos. Los silbatos son instrumentos aerófonos por insuflación, es decir piezas con una embocadura por la que se sopla para impulsar al aire y emitir un sonido. Son piezas populares, modeladas en un material económico como el barro y realizadas de forma rápida y sin muchas pretensiones. Precisamente este aspecto sencillo o incluso en ocasiones tosco, hizo que hasta hace relativamente poco tiempo no fueran elementos valorados ni objeto de investigación o estudio. Sin embargo, estos pequeños silbatos son piezas de interés, porque nos hablan de una vida cotidiana en la que también tenía cabida el aspecto lúdico y los juegos infantiles. Podemos distinguir dos variedades de silbatos, los que funcionan solo por la insuflación de aire y los silbatos de agua. Dentro de estos dos grandes grupos en la Alhambra se han hallado silbatos de figuras zoomorfas, silbatos de figuras antropomorfas y silbatos de forma simples. Existe una diversidad de piezas datadas de época nazarí, pero también muchas de ellas que corresponden a la etapa cristiana, lo que muestra la pervivencia de una tradición que, de hecho, ha llegado hasta nuestros días. Silbatos de figuras zoomorfas. La tradición de hacer pequeñas piezas con forma de animales es anterior al periodo hispanomusulmán y se pueden encontrar figuras similares en todo el área Mediterránea, desde el periodo prehelénico a la antigua Grecia (MARINETTO. 2006). En la etapa islámica hay ejemplos tanto de estas figuras animales usadas como juguete como con silbato adosado para poder emitir sonidos. Entre las figuras animales encontramos ejemplos de piezas con representación de osos puestos en pie con las patas delanteras cruzadas sobre el pecho. Se trata de figuras elaboradas de forma muy sencilla a partir de un cilindro de barro que se estira y pliega hasta generar las formas buscadas. Presentan unos rasgos apenas esbozados en los que destacan especialmente los ojos incisos con contorno resaltado. El silbato se sitúa en la parte baja trasera de la pieza, en dirección ascendente. Los ejemplos encontrados en la Alhambra están realizados en una pastas de tonalidades claras, blancas y anaranjadas. Otra de las representaciones son las formas equinas, una de las figuras más repetidas en la realización de silbatos. Los caballos se realizaron de una forma esquemática, con detalles anatómicos muy simples y siguiendo el modelo de los caballos árabes de pequeñas proporciones. Están modelados de manera manual y en algunas de las piezas incluso están presentes las huellas digitales de la persona que las elabora, al ser objetos populares y no recibir en muchas ocasiones ningún tratamiento de alisado o acabado posterior. En algunos de los equinos solo se resaltan los rasgos más distintivos del animal, como cabeza con crines, cuerpo y unas patas simples que no son más que apéndices cónicos. En muchas de estas piezas son llamativos los ojos, realizados mediante una aplicación circular en relieve que hace que destaquen especialmente. El silbato está incorporado en la culata del animal en dirección ascendente. La forma tubular de estas figuras prolonga la caja de resonancia haciendo que el pitido sonara más agudo que el de otro tipo de piezas de mayor tamaño o más globulares. Otros equinos presentan mayor detalle, algunos van pertrechados con arreos y montura y cabalgados por un jinete también modelado de forma elemental. Esta pieza nazarí del Museo de la Alhambra es ejemplo de un jinete sobre caballo que presenta atalajes, silla de montar y espuelas. La pieza es esquemática, modelada a mano de manera rudimentaria y han quedado las improntas de las yemas de los dedos sobre el barro, pero se diferencia de otros modelos similares por su decoración en manganeso. Habituales son también los silbatos con forma de gallo. Son figuras de cuello destacado, con cresta, pico y ojos diferenciados. Presentan plumaje detallado, cola enrollada y alas recogidas, y están posados sobre una caña (perdida en algunos de los ejemplos). A diferencia de los modelos anteriores estas piezas están realizadas a molde, realizadas en dos partes unidas entre sí y con las rebabas sin retocar. Estas figuras son bastante comunes, por lo que debió de ser una pieza de uso habitual. De hecho es un modelo que se mantiene en época cristiana, habiéndose hallado en la Alhambra ejemplares del siglo XVI, y que llega incluso hasta nuestros días. Silbatos de figuras antropomorfas. Entre los silbatos encontrados en la Alhambra hay también formas antropomorfas. En concreto hay un modelo que debió tener gran popularidad, a juzgar por las numerosas piezas similares encontradas, no solo en Granada sino también en otros lugares como Almería y Jaén, se trata de pequeñas jarritas con máscara humana de un varón barbudo. Se trata de pequeños recipientes panzudos de cuerpo piriforme, alto pie cónico, asa con forma de ?S?, piquera en la que se encuentra el silbato y largo y estrecho cuello con máscara antropomorfa. La cara representa una figura masculina en la que se detalla los ojos expresivos, con cejas pobladas, barba geométrica y rizada, nariz, boca y bigote. Estas caras se realizaban a molde y se pegaban al cuello antes de la cocción. Nos han llegado ejemplos de piezas con o sin vidriado. Estas piezas son silbatos de agua. El contenedor se rellena con una pequeña cantidad de líquido y al soplar por la boquilla emiten un burbujeo similar al canto de los pájaros. El nivel del agua debe superar la entrada del conducto ese aire, de forma que éste al entrar mueva el agua que al alcanzar una determinada altura produce el gorjeo. Otro silbato de agua de mismas características aunque de forma y rasgos diferenciados, es éste otro con rasgos femeninos y datada en los siglos XVI-XVII. En la Alhambra de época cristiana debió ser común el uso de silbatos como parte de las distracciones y juegos infantiles, ejemplo de ello son estas diversas piezas que nos han llegado. Entre ellas hay silbatos con figura femeninas. Son piezas antropomorfas hechas a molde con representación de cuerpo completo erguido y con brazos colocado en jarras. El silbato se encuentra adosado a los pies. Destacan los detalles de la cuidada y lujosa vestimenta, acordes a la moda cortesana del siglo XVII, con escote cuadrado, canesú, mangas ablusonadas y cinturón. La figura que conserva la cabeza lleva un tocado y una redecilla que envuelve el pelo. Piezas idénticas han sido halladas en otros lugares como en Jaén. También se han encontrado silbatos con figuras masculinas, como estos ejemplos. En uno de ellos representa a un varón erguido vestido con larga túnica y con un instrumento de viento entre sus manos. En el Museo de Jaen y en el Museo de Almería se custodian piezas similares a ésta. En el otro silbato la figura que se representa está sentada en una banqueta. En ambos casos el silbato se ubica en la base de la figura, que se prolonga hacia delante para generar la embocadura. Silbatos de formas simples En la Alhambra se ha hallado un único ejemplo de silbato simple, no unido a ningún elemento decorativo. Se trata de una pieza piriforme de pequeñas dimensiones, realizada en pasta de color claro sin vidriar. A los lados presenta dos pequeñas asas Tiene la embocadura en la parte superior y orificio de salida del aire en la parte frontal. Su forma globular emitía sonidos más graves y se podía jugar con tapar el orificio para modular el silbido. Estos ejemplos nos hablan de una tradición que de forma muy similar se ha mantenido hasta nuestros días, en algunas cosas usando modelos y representaciones muy similares. Alfareros tradicionales siguen elaborando estas sencillas piezas que, en ocasiones, están ligadas a fiestas y costumbres populares. La pervivencia etnográfica de estos silbatos nos habla de un legado que, aunque de factura y origen popular, tiene sin duda un gran valor. BIBLIOGRAFÍA: VV.AA.. Del rito al juego: Juguetes y silbatos de cerámica desde el Islam hasta la actualidad. Junta de Andalucía. Consejería de Cultura. 2006. ASENSIO CAÑADAS, M.S.; MORALES JIMÉNEZ, I.. 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