¿Sequoia Californianas en el Generalife?…
¡Quien nos lo iba a decir! ¿Sequoias Californianas en la Alhambra? No me lo creo, pero aunque parezca extraño, es cierto. Paseando por los Jardines del Generalife, me he encontrado varios ejemplares de este arbusto que, además, es nuestra planta del mes. No se si habéis oído hablar alguna vez de esta especie. Me cuentan que es uno de los árboles más longevos que existen, pueden llegar a vivir nada más y nada menos que 3.000 años. En California, podemos encontrar frondosos bosques de Sequoias, como el que aparece en la imagen superior. Me sorprende ver las sequoias de la Alhambra junto a las de un bosque californiano.¿Cómo habrán llegado hasta aquí? En Europa se sabe que la Sequoia Californiana (también conocida como secuoya roja o de Californa) fue introducida en el siglo XIX, más o menos alrededor del año 1843. En la provincia de Granada se tiene constancia de que fue el Duque de Wellington (1769-1852) quien regaló varios ejemplares al Marqués de Corvera para su finca en Huéscar en la segunda mitad del siglo XIX. A la fortaleza nazarí llegó años más tarde. Se sabe que fue entre los años 1854-1856, coincidiendo con la construcción de los Jardines altos del Generalife, que en ese momento pertenecían a un propietario particular). Desde entonces, las sequoias californianas se han adaptado perfectamente al hábitat de la Alhambra, y han crecido y crecido hasta alcanzar los 100 metros de altura. ¡Qué pasada! Les gusta vivir aquí, pese a que en la ciudad palatina se registran cambios bruscos de temperatura: mucho frío por la noche y una temperatura más moderada durante el día. En condiciones naturales habita desde el nivel del mar hasta los 900 metros de altitud en condiciones de atmósfera húmeda. De forma piramidal y tronco grueso, de hasta unos 4-5 metros de diámetro, las sequoias tienen la corteza pardo oscura, esponjosa. Sus hojas son perennes, rígidas y punzantes de color verde-negro. ¡Las sequoias californianas os esperan en la Alhambra! Una excusa más para disfrutar del paisaje que nos deja el invierno en los Jardines del Generalife.