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DEL PATRONATO DE LA ALHAMBRA Y GENERALIFE

29 noviembre 2021

Reseña bibliográfica del libro Generalife de Torres Balbás

Como uno más de los estudios que marcarán la conmemoración del I Centenario de la entrega del Generalife al Estado (1921-2021) que organiza el Patronato de la Alhambra y Generalife, incluimos la reseña de este pequeño libro titulado Generalife (1954) de nuestro admirado Leopoldo Torres Balbás. La almunia del Generalife, la Yannat al’Arif o Huerta del Alarife como la denomina el visir Ibn al-Jatib, fue sin duda la más apreciada por los sultanes nazaríes por estar situada junto a la medina de la Alhambra y servir de solaz y descanso en su tarea cortesana. En la actualidad creemos que esta almunia fue obra de Muhammad II en el último tercio del siglo XIII, aprovechando que su padre Muhammad I, Ibn al-Ahmar, había abierto la acequia Real desde aguas arriba del río Darro en 1238. Esta es la almunia más cercana a la medina de la Alhambra y la más querida por los sultanes nazaríes, y a ella se retiraban asiduamente para descansar del bullicio de la corte. Así lo expresa Leopoldo Torres Balbás “en el Generalife todo es sencillo e íntimo … Todo está hecho para el puro goce de la contemplación individual”.

Entrada alta al Generalife. Manuel Torre Molina. 1925 ca. Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife.

En la solapa interior de la portada se incluye una pequeña reseña biográfica de Leopoldo Torres Balbás, destacando su etapa como Arquitecto-Director de la Alhambra desde 1923 a “1937”, su cátedra en la Escuela Superior de Arquitectura, la dirección del Instituto Valencia de Don Juan y su reciente incorporación ese mismo año de 1954 a la Real Academia de la Historia. Los editores ponen al final del texto una pequeña nota en la que afirman que “Este estudio del Generalife fue publicado en AL-ANDALUS (IV-1939), siendo revisado y ampliado por su autor para la colección LA NUBE Y EL CIPRÉS”. Se refieren al artículo “Con motivo de unos planos del Generalife” en el que aparece la perspectiva axonométrica del palacio de Francisco Prieto-Moreno, y en este libro es la primera lámina y será su hilo conductor. Hace hincapié don Leopoldo en este dibujo porque quiere recordar de nuevo que bajo su dirección “el delineante don Manuel López Bueno hizo unas medidas detalladas y exactas del Generalife, y don Francisco Prieto Moreno, actual Arquitecto Director de la Alhambra, ha utilizado para una serie de excelentes dibujos, de los que forma parte la perspectiva cuya reproducción acompaña estas líneas …”. La realización de estos dibujos fue sin duda la causa del alejamiento progresivo de Torres Balbás y Prieto-Moreno porque don Leopoldo consideraba que se había apropiado en parte de su trabajo. Este libro no está dividido en capítulos, y por ello no tiene la sistemática que tuvo el apartado sobre el Generalife que publicó Torres Balbás en La Alhambra y el Generalife (1953).

Patio de la Acequia y fachada sur del Generalife. Manuel Torres Molina. Primer tercio del siglo XX. Archivo del Patronato de la Alhambra y Generalife.

En la breve introducción Leopoldo Torres Balbás afirma, con toda razón, que el Generalife ha sido perjudicado al ser eclipsado por su cercanía a la Alhambra y por ello no se había casi estudiado hasta ese momento, exceptuando las buenas referencias a la almunia en la Guía de Granada (1892) de Manuel Gómez-Moreno González y en Arte en España. La Alhambra (19…) de su hijo Manuel Gómez-Moreno Martínez. Este déficit de estudios sobre el Generalife se va a solucionar con los trabajos de Torres Balbás, y más adelante con los de Jesús Bermúdez Pareja (1965), y ya en la bibliografía actual con las monografías de Carlos Vílchez Vílchez (1991 y 2018), José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel (2011) y J. Esteban Hernández Bermejo y Expiración García Sánchez (2015).

Comienza con la denominación del Generalife como “huerta” que le dieron los autores cristianos como Hernando de Baeza o Luis del Mármol que citan su función agrícola, basándose en el nombre original de “huerta del Alarife” que citaba Ibn al Jatib, como ya hemos dicho. Recuerda que el agrónomo almeriense Ibn Luyun en su Tratado de Agricultura aconseja que en las almunias la casa se sitúe “en el lugar más elevado”, como así ocurre con el palacio del Generalife. En 1954 el manuscrito de Ibn Luyun todavía no había sido publicado, siendo traducido más tarde por Joaquina Egüaras, y editado en 1988.

Leopoldo Torres Balbás había incorporado el Generalife a la Alhambra en 1925 tras la etapa de actuación del Patronato del Generalife entre 1921 y 1925, una vez que se había realizado su cesión al Estado en 1921 por los marqueses de Campotéjar. Encuentra un palacio y huertas mal conservadas y dedica los años 1925 y 1926 a consolidar y restaurar con intensidad todos los sectores del palacio y huertas, aunque su labor continúa hasta 1934 como bien describe en su Diario de Obras del Generalife (Torres Balbás, 1970; Vílchez Vílchez, 1988). Como había hecho en la Alhambra, analiza todos los elementos arquitectónicos del palacio y elimina unos pocos de la etapa cristiana que distorsionaban su comprensión global, y así lo expresa: “No quisiéramos … que se viera un deseo de demoler construcciones posteriores a las musulmanas para conseguir –vano empeño- un Generalife tal como estaba en el siglo XIV. Se ha demolido todo lo que podía desaparecer sin menoscabo de su monumentalidad y de su historia”.

Ordena también la explotación de las huertas continuando con los colonos ya contratados anteriormente. En la actualidad se ha realizado un magnífico estudio sobre las plantas cultivadas en la etapa medieval en el Generalife por parte de un equipo coordinado por J. Esteban Hernández Bermejo y Expiración García Sánchez (2015).

Comienza Torres Balbás el libro con la descripción de la entrada original a la almunia del Generalife que partía desde la medina de la Alhambra por la “puerta del recinto exterior situada al pie de la torre que hoy llamamos de los Picos, atravesando luego el barranco, penetraría en el Generalife por un callejón pendiente y empedrado, entre altas tapias de argamasa, que conduce a dos patios pequeños”. Se refiere a la puerta del Consuelo (bab al-Faray) llamada en la etapa cristiana del Arrabal y a la calle amurallada tras la cuesta de los Chinos hasta los dos patios de acceso al palacio: el de Polo o de las Caballerizas y el de la Guardia. Se detiene en el patio de la Acequia, núcleo principal del palacio, erigido por Muhammad II y remodelado por Ismail I tras la victoria de la batalla de la Vega en 1319, como comprobamos en el texto epigráfico del visir Ibn al-Yayyab grabado sobre los arcos de entrada a la sala septentrional.

Torres Balbás y sus aportaciones a la conservación del Patrimonio Cultural, a debate en la Alhambra
Leopoldo Torres Balbás

Centra su patio ajardinado la acequia, Torres Balbás cambia la imagen romántica decimonónica del jardín totalmente abigarrado de plantas, ordenando su distribución en la que se pudiera contemplar su arquitectura. Pero los cambios más importantes para comprender la estructura y niveles medievales del patio fueron realizados tras el estudio que hizo Jesús Bermúdez Pareja (1965) a causa del incendio de 1958, y en la actualidad por los trabajos de José Tito Rojo y Manuel Casares Porcel (2011). Se completa el patio con sus magníficos pabellones sur y norte y el mirador hacia la medina de la Alhambra del muro occidental. Este mirador se convirtió en capilla en la etapa cristiana pero fue restituido a su forma original por el mismo Torres Balbás. A la entrada alta del palacio, que estaba a nivel del patio de la Acequia, se llegaba por el famoso Paseo de los Cipreses que se había consolidado en la etapa cristiana tomando como base la entrada de servicio medieval a las huertas desde la zona meridional en la Huerta de Fuentepeña. También hace referencia al cambio que sufrió el tramo más cercano al palacio, el llamado Paseo de las Adelfas, que se erigió para la visita de Isabel II en 1862.

Describe a continuación el legendario patio del Ciprés de la Sultana, y la sugerente Escalera del Agua, tomando como base la descripción que hizo el embajador veneciano Andrea Navagero en 1526 cuando acompañó a la corte en el viaje nupcial de Carlos I e Isabel de Portugal. Refiere todo el juego de agua que permitía que en un momento dado se inundaran con abundante agua estos sectores mojando a los invitados en las calurosas tardes estivales, como otro más de los juegos cortesanos. También recuerda que salvó de la ruina el mirador romántico de Orlando, construido en 1836.

Espero que la lectura complicada de este librito, que sólo podemos encontrar ya en bibliotecas, sea gratificante para el lector.

Carlos Vílchez Vílchez (doctor en Historia del Arte)

Leopoldo Torres Balbás. Generalife.
Granada: Ediciones CAM , Revista la Nube y el Ciprés.
Colección “El Corazón Manda”, Nº 1, 1954.
19 páginas de texto +13 láminas +16 grabados

Archivo y Biblioteca de la Alhambra. Patronato de la Alhambra y Generalife.

Bibliografía

Bermúdez Pareja, J. (1965). “El Generalife después del incendio de 1958”. Cuadernos de la Alhambra 1: 9-39.

Egüaras Ibáñez, J. (1988). Ibn Luyun. Tratado de Agricultura. Granada: Patronato de la Alhambra y Generalife.

Hernández Bermejo, J. E. y García Sánchez, E. (Coords.) (2015). Huertas del Generalife. Paisajes agrícolas de al-Andalus… en busca de la autenticidad. Granada: Editorial Universidad de Granada (Eug), Patronato de la Alhambra y Generalife y Ed. Comares.

Tito Rojo, J. y Casares Porcel, M. (2011). El jardín hispanomusulmán: los jardines de al-Andalus y su herencia. Granada: Eug.

Torres Balbás, L. (1939). “Con motivo de unos planos del Generalife”. Al-Andalus IV: 437-445.

Torres Balbás, L. (1953). La Alhambra y Generalife de Granada. Madrid: Ed. Plus Ultra. Vol. II de la colección Los Monumentos Cardinales de España. Ed. facsímil: Granada. Universidad de Granada y Patronato de la Alhambra y el Generalife, 2009. Estudio Preliminar de Antonio Malpica Cuello. Reseña de Carlos Vílchez Vílchez publicada en Cuadernos de la Alhambra 45 (2010): 229-230.

Torres Balbás, L. (1970). Diario de obras y reparos en el Generalife de Granada. Cuadernos de la Alhambra 6: 109-130.

Vílchez Vílchez, C. (1988). La Alhambra de Leopoldo Torres Balbás. (Obras de restauración y conservación. 1923-1936). Granada: Ed. Comares.

Vílchez Vílchez, C. (1991). El Generalife. Granada: Proyecto Sur de Ediciones.

Vílchez Vílchez, C. (2018). La almunia del Generalife (Ŷannat al’Arīf), En J. Navarro Palazón y Mª C. Trillo San José (Coords.). Almunias. Las fincas de las élites en el Occidente islámico: poder, solaz y producción. Granada: CSIC y Eug: 521-538.

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