Poesía y Arquitectura en la Alhambra. Los poemas del Palacio de Comares
Al hablar de la gran cantidad de epigrafía que la Alhambra tiene contenida en todo su conjunto monumental, se observa el extraordinario protagonismo que la misma presenta, otorgándole con ello una característica que la hace especial.
En sus paredes, en sus pórticos, en sus fuentes, y sobre los materiales de que está construida la Alhambra, encontramos una manera de expresar los mensajes que buscan a los posibles lectores. Existen, por ello, mensajes religiosos, con contenidos coránicos expresos o inspirados en ellos. También mensajes de carácter regio, los dedicados a los sultanes, en forma de alabanzas, y que se combinan con las religiosas y también con el repetidísimo lema nazarí, “Solo Dios es vencedor”, encontrando éstas expresiones en sus formas cúfica o cursiva.
La epigrafía se mezcla con las otras formas decorativas que son, la vegetal y la geométrica, otorgando a la Alhambra de una imagen estética extraordinaria, y en conjunto, convirtiéndola en una magnífica arquitectura que habla. Vemos un doble sentido, de contenido y de continente, el semántico y el estético.
Pues si todo éste conjunto estético-literario-caligráfico le otorgan a la Alhambra una gran personalidad, aún se pueden alcanzar cuotas de mayor originalidad, al añadir otra forma expresiva de su epigrafía, los poemas epigráficos, y con ello encontramos una característica en la Alhambra que la hace única, pues no se tiene noticia que exista en el mundo árabe una colección poética mural como la existente en éste lugar.
Ésta poesía será áulica y laudatoria en honor de los sultanes, auténticos representantes del poder divino, y los edificios nazaríes serán portadores de programas poéticos murales, una poesía monumental, género nuevo que otorgará a las construcciones una extraordinaria fusión entre poesía y arquitectura con lo que los edificios se explican, se describen y se les otorga sentido.
Aún se conservan en la Alhambra algo más de treinta poemas escritos en sus muros, arcos y fuentes, casi la mitad de los que estuvieron grabados. La gran actividad poética que pobló la Alhambra de poesía epigráfica se realizó durante el siglo XIV, verdadero siglo de esplendor del reino nazarí de Granada, y período en el que vivieron los excelentes visires-poetas. Fueron, Ibn al-Yayyab, Ibn al-Jatib e Ibn Zamrak, en éste orden, los artífices del programa poético de la Alhambra.
Los dos grandes lugares donde se muestran un mayor número de éstos poemas son el Palacio de Leones (El jardín feliz) y el Palacio de Comares, del primero ya se habló en una charla anterior y del segundo se aborda ahora. Si en el primero había diez poemas (de los cuales se conservan solo cinco), en el de Comares hubo doce de los que conservan siete.
En ambos casos los poemas se acomodan a la simetría constructora del conjunto en el sentido norte-sur, iniciándose el programa en el norte.
A diferencia de los poemas del Palacio de Leones en que todos ellos son Ibn Zamrak, en el caso de Comares, tenemos alguno anónimo, uno de Ibn al-Jatib (el único conservado de éste en la Alhambra) y el resto de Ibn Zamrak. Ello gracias a la aparición y publicación de los diwanes o poemarios de éstos poetas.
Finalmente queda señalar que el programa poético del Palacio de Comares comienza dentro del Salón del Trono (Qasr al-Sultán), en la alcoba central del frente norte (anónimo), tacas de acceso al Salón (de Ibn al-Jatib), alhacenas de la Sala dela Barca, tacas del arco de la puerta del pórtico norte, pórtico norte, pórtico sur, tacas de la puerta de acceso a la Sala de las Helías, (todos éstos de Ibn Zamrak) y poemas de las tacas de las alcobas del patio (anónimo).
Autor del artículo: Eduardo Ávila Aguilar