De piojos y lendreras
Con la llegada del calor y del verano llegan también los piojos, mucho más activos en este época del año. Y si aún hoy sigue siendo un mal habitual en las cabezas de los más pequeños, es fácil imaginar la gran incidencia que tendrían estos incómodos insectos en época medieval y moderna. Históricamente los remedios para tratar de combatir a los molestos piojos fueron muchos, desde los ungüentos mercuriales de Avicena hasta untar con aceite las cabezas infectadas o restregar ajos y vinagre por el cuero cabelludo. También se emplearon lendreras, un tipo de peine especialmente preparado para retirar de la cabeza piojos y liendres. Y hoy queremos mostraros algunos de estos peines que forman parte de nuestra colección. Las lendreras del Museo de la Alhambra son de época mudéjar, están realizadas en madera y tipológicamente corresponden a la variante de peine doble. Constan de un escarpiador, un cuerpo central y la lendrera en sí. La existencia de esta doble fila de púas, de diferente grosor y número, se debe a que cumplen funciones distintas: la de mayor grosor servía para desenredar el cabello, mientras que las puas finas y mucho más juntas se usaron para desparasitarlo, facilitando la retirada de piojos y liendres adheridas. Lo más habitual es que este tipo de objetos fueran meras piezas de uso cotidiano que cumplían una labor práctica, de ahí que la mayoría no tengan ningún tipo de licencia decorativa. Pero también hay lendreras realizadas en madera de mayor calidad y con un acabado mucho más cuidado, es el caso de esta pieza en la que destaca el cuerpo central bellamente decorado. Por arriba y por abajo presenta una serie de tres líneas rectas incisas horizontales que enmarcan la ornamentación. En el centro se sitúa una forma circular con orla lisa, dividida por tres rayas que atraviesan la pieza de extremo a extremo generando seis porciones de igual tamaño. A uno y otro lado se aprecia una decoración de ataurique estilizado, con tallos y palmas que se entrelazan y giran entre sí. En los extremos de la parte central hay dos círculos rehundidos con seis orificios, uno central y cinco en los laterales. En otros museos podemos encontrar también este tipo de peines realizados en otros materiales, como el marfil en esta pieza del Museo Lázaro Galdiano o con un gran desarrollo decorativo, como es el caso de este peine litúrgico del Museo Arqueológico Nacional.
maria varela / 8 years ago
Me interesa conocer esos detalles simples de la vida cotidiana, y ver lo poco que cambiaron las cosas son iguales a los de plastico q se usan actualmente y ni q decir lo poco q nos preocupamos del tema ya tendria q estar erradicado.