Pila de Almanzor. El simbolismo del poder andalusí
EL ORIGEN Y SU TRAYECTORIA
Por su tipología y decoración debemos situar el origen de esta pieza en Madīnat al-Zahrā o Madīnat aI-Zāhira. Ambas fueron ciudades áulicas califales en el entorno de la Córdoba del siglo X.
Una inscripción cursiva tallada a posteriori en el borde de uno de los lados mayores deja bien clara la trayectoria de esta pieza desde su origen. Procedía de un palacio de Almazor en Córdoba. Bādis b. Ḥabūs, el rey zirí de la taifa de Granada, la trajo a su alcázar en el siglo XI. Por otras fuentes sabemos que su palacio estuvo en el Albaicín. Allí debió permanecer algo más de 200 años. La misma inscripción nos cuenta que Muhammad III, el tercer monarca de la dinastía nazarí, la subió a la Alhambra para embellecer su palacio en 1305.
Hasta el siglo XX estuvo empotrada en el acceso en recodo bajo los pies de la torre de la Vela. Tanto los lados menores como uno de los mayores quedaron cubiertos por la construcción. Solo uno de los lados mayores, el que contiene la inscripción de Muhammad III, quedó visible y por tanto recibió un mayor desgaste.
POR QUÉ VIAJÓ DE CÓRDOBA A GRANADA
Transportar el gran bloque de mármol de estas proporciones y peso desde Córdoba a Granada no debió ser tarea fácil. Esto nos indica el gran valor que esta pieza tuvo para el rey de la taifa de Granada, Badis. En siglo XI el califato se desintegra en pequeños reinos de taifas. En un primer momento los nuevos gobernantes se consideran herederos de los califas de Córdoba como una manera de legitimar su poder. De hecho, el primer arte taifa está más ligado a lo califal que lo posterior, lo almorávide. Sin duda este pudo ser uno de los motivos que impulsaron el viaje hasta Granada.
LA PILA EN ORIGEN
En origen la pila se concibió para ubicarse de manera exenta, quizá en el centro de un patio de alguno de los palacios de Almanzor. En los lados menores tiene dos franjas verticales lisas. Esto se debe a que en ese lugar se adosó un pilar sobre el que se colocarían los surtidores que verterían el agua al interior. Originariamente los surtidores debieron ser dos cervatillos, probablemente de bronce, como el que se conserva en el Conjunto arqueológico de Madinat al-Zahra.
DECORACIÓN Y SIMBOLISMO
En los lados mayores leones muerden el cuello de cérvidos. La escena representa el ciclo de la vida y la simbología del poder con un parangón de la naturaleza. Este tipo de representaciones mantienen la iconografía oriental en la que se inspiran los gobernantes emirales y califales de al-Andalus. Los mecenas de estas obras se veían representados en figuras poderosas cómo el león en un gesto de dominación.
En los lados menos ocurre lo mismo con diferentes animales. En ese caso son águilas las que capturan con sus garras a los herbívoros. Finalmente, el friso de aves acuáticas capturando peces insiste en el ciclo vital de la naturaleza y conecta simbólicamente con el líquido que contenía la pila.
Otro de los elementos significativos es el árbol de la vida de los lados mayores. Es el eje de simetría de toda la composición.
NO ES LA ÚNICA PIEZA
Se conocen 2 pilas más completas de la misma tipología. Una está en el Museo Arqueológico Nacional y la otra en Marrakech. La primera aparecida en la calle Lista de Sevilla. La marroquí se conserva en Madraza de Ibn Yusuf en Marrakech y probablemente llegó allí por los mismos motivos que la de Almanzor a la Alhambra.
Pero, además, el Museo de la Alhambra conserva varios fragmentos de mármol tallados con motivos decorativos similares. Los grosores y formas de estos fragmentos de piedra nos hablan de al menos dos piezas más de este tipo que pudieron compartir el mismo trayecto, aunque con diferente final.
Autor del texto: José D. Lentisco Navarro
BIBLIOGRAFÍA
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