Mocárabes versus muqarnas
Algunas publicaciones aún acostumbran a emplear indistintamente los términos mocárabes y muqarnas para referirse a “elementos” o “motivos” ornamentales característicos de la arquitectura islámica, sin tener en cuenta los diversos estudios científicos (véase la bibliografía al final) que demuestran que más allá de esa simplista concepción hay una realidad más rica y profunda. Se trata de una auténtica técnica arquitectónica, ingeniosa y compleja, que los alarifes musulmanes pusieron en práctica sirviéndose de un conjunto de procedimientos y recursos ―incluida una nomenclatura propia y específica―, para construir espectaculares bóvedas, pechinas, arcos, cornisas, capiteles, etc.
Cualquiera de estas obras, ya se trabajara en yeso, en piedra, en madera o en cerámica, se forma por la combinación geométrico-proporcional de una serie de prismas tallados o acoplados entre sí que cuelgan hacia el suelo. Cada pieza prismática (llamada jaira) suele presentar en la parte inferior uno o varios cortes proporcionales (denominado guillillo), que entonces la convierte en adaraja (del árabe al-daraŷa = el escalón) con una larga patilla.
El método para obtener estos cortes nos ha sido conservado, a modo de receta técnica, gracias a la tradición morisca transmitida por Diego López de Arenas en su libro Breve compendio de la carpintería de lo blanco y tratado de alarifes (1633). Dice así:
«Toma una tablica delgada al ancho del grueso de la madera? harás su alto siete partes y con las seis séptimas harás la cuarta de círculo y pase otro tanto como seis séptimas, y aquél que no entró en la cuarta del dicho círculo le llamaremos guillillo».
Es decir, la adaraja presenta un corte proporcionado en cuarto de círculo dentro de un cuadrado, cuyo lado resulta de dividir el grueso de la jaira en siete partes. Éste es el preciso trazado y corte propio del mocárabe (del árabe muqarbas o muqarbas) desde el siglo XII al XVIII en al-Andalus y el resto del islam occidental (Marruecos, Argelia, Sicilia y algunas obras egipcias), y en el arte mudéjar.
Para el islam oriental, por contrario, el profesor Antonio Fernández-Puertas (1997) ha analizado el tratado de aritmética del matemático al-Kāšī Llave de la aritmética (h. 1427) donde se explica cómo obtener el trazado y corte proporcional de las muqarnas (o muqarnas), y ha visto que es diferente del mocárabe occidental. El texto, con la ayuda de letras que permiten seguir la explicación de la figura 2, dice lo siguiente:
«Los albañiles dibujaron un rectángulo cuyo ancho es igual al módulo (miqyās) de las muqarnas, y la longitud es igual dos veces al ancho, como en el rectángulo ABCD. La línea AE se construye en el ángulo A creando conjuntamente con la línea AB la tercera parte de un ángulo recto, es decir, un ángulo de 30º. Seguidamente se divide la línea AE en cinco partes iguales. Desde el punto E, se construyen las líneas EF y EG, ambas con una longitud igual a dos quintas partes de la línea AE. Desde los puntos F y G se construye un arco con un radio igual a FG. Los dos arcos se entrecruzan dentro del rectángulo ABCD en un punto H. Desde el punto H se construye el arco FG que tendrá la longitud igual a una sexta parte de la circunferencia. Se extiende DA y DC hasta los puntos I y J. Desde éstos se construye la línea KJ paralela a la línea BC, y la línea IK paralela a la línea AB. Se fabrican numerosas piezas de yeso que corresponden a la superficie KIAFGCJ (siendo FG un arco). Cada dos definen una unidad de muqarnas en la que la línea CG será perpendicular al suelo? Se puede acortar o alargar la pata de la pieza, es decir, la línea GC. Si se coloca detrás de un arco, esto es necesario para que los dos [la muqarna y el arco] se correspondan uno al otro. Al calcular los que son similares es necesario sustraer a, o añadir a, el coeficiente (ta‘adīl) lo que se ha sustraído a, o añadido a, la longitud de la pata. Lo que queda, o se adquiere, puede ser usado en vez del coeficiente».
Según lo visto, el principio geométrico para obtener la muqarna es análogo al mocárabe ―muqarbas―, el doble cuadrado, pero el modo de efectuar el corte en ambos, las proporciones inconmensurables de ambos y los perfiles resultantes son por completo diferentes. El mocárabe occidental obedece a un corte de perfil en cuarto de círculo dentro de un cuadrado, cuyo lado resulta de dividir el grueso de la pieza, jaira, en siete partes; y no en seis como la muqarna, que además tiene un corte de perfil curvo y recto en dirección oblicua. Según A. Fernández-Puertas, deben de ser dos escuelas que arrancan de una misma escuela clásica pero con diferentes métodos proporcionales.
BIBLIOGRAFÍA
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