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DEL PATRONATO DE LA ALHAMBRA Y GENERALIFE

12 febrero 2021

Los Tendilla, un linaje unido a la historia de la Alhambra

Cuando en 1718 el rey Felipe V desposeyó a José de Mendoza Ibáñez de Segovia, 12º conde de Tendilla y 10º marqués de Mondéjar, del título de alcaide de la Alhambra, ponía fin a un linaje que llevaba más de dos siglos indisolublemente ligado a la Alhambra. Una familia que forma parte de la historia de la ciudad palatina y a la que el monumento debe grandes momentos de esplendor.

El nombre de Tendilla quedó unido a la Alhambra desde el momento mismo de la conquista cristiana. Íñigo López de Mendoza y Quiñones (1440-1515), segundo conde de Tendilla, participó con los Reyes Católicos en la campaña contra el reino nazarí de Granada, y de hecho estaba presente en el séquito que acompañaba al rey Fernando cuando Boabdil le entregó las llaves de la ciudad de la Alhambra. Las mismas llaves que el rey católico le entregó a él a su vez, nombrándole alcaide de la Alhambra y capitán general de Granada.

El conde de Tendilla se instaló en uno de los palacios nazaríes levantados junto a los jardines del Partal, el palacio de Yusuf III, que fue propiedad de su familia hasta su caída en desgracia en el siglo XVIII. Su talante abierto y su espíritu humanista del Renacimiento le llevaron a mantener una política de entendimiento tanto con moriscos como con judíos, y le convirtieron en uno de los principales responsables de la Alhambra que se ha conservado hasta la actualidad. Durante casi 24 años, bajo su dirección se llevaron a cabo importantes transformaciones defensivas para adaptar la fortaleza a las nuevas tácticas de ataque y defensa basadas en el uso intensivo de la artillería. A partir de 1512 se le otorgó el marquesado de Mondéjar, título vinculado a su familia desde ese momento.

Palacio Yusuf III
Restos del Palacio de Yusuf III, residencia de los Tendilla.

El tercer conde de Tendilla fue Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco (1489-1566), encargado de la alcaidía de la Alhambra entre 1515 y 1543. Su apoyo al emperador Carlos V durante la Guerra de las Comunidades le hizo ganarse la confianza del monarca, del que llegó a ser amigo personal. La estancia del rey en la Alhambra en 1526, durante su luna de miel tras la boda con Isabel de Portugal, fue uno de los momentos más brillantes del monumento nazarí en la época cristiana. Fruto de ese viaje a Granada, y de la admiración que sintió Carlos V por la ciudad nazarí, nació la idea de construir un palacio real junto a la Alhambra.

Las obras de construcción del Palacio de Carlos V se realizaron en gran parte durante la etapa de Íñigo López de Mendoza y Mendoza (1512-1580) como alcaide de la Alhambra, cargo que ocupó desde 1543 hasta 1580. Bajo la dirección del cuarto conde de Tendilla se realizaron también las obras de fortificación en los Adarves hacia la Torre de la Pólvora, además de otros trabajos de conservación en el conjunto de los palacios nazaríes.

La caída de una familia

El declive de los Tendilla-Mondéjar como alcaides llegó con Luis Hurtado de Mendoza y Mendoza (1543-1604). De carácter difícil, se llevó mal con don Juan de Austria y fue destituido por Felipe II como alcaide en diciembre de 1569. A partir de ahí el título de alcaide de la Alhambra pasaría a ser honorífico, y su marcha de la ciudad palatina marcó el comienzo del fin de la historia entre esta familia y la Alhambra.

Todo acabó en 1718, cuando Felipe V retiró su confianza al mencionado José de Mendoza Ibáñez de Segovia (1657-1734) y, no solo le desposeyó del título honorífico, sino que también ordenó confiscarle todos sus bienes conformes los iba heredando a la muerte de sus progenitores. La razón era que el conde de Tendilla se había posicionado a favor del archiduque Carlos en la Guerra de Sucesión española, algo que acabó por pasarle factura. Y así fue cómo los Tendilla-Mondéjar perdieron la que había sido su residencia familiar desde 1492, el palacio de Yusuf III, que acabó siendo derribado y del que actualmente apenas se conservan algunos restos del edificio lujoso que fue en su momento. El testigo mudo de la historia de una estirpe que unió su nombre al de la Alhambra durante más de dos siglos.

BIBLIOGRAFÍA

La Alhambra y el Generalife. Guía Oficial (2010). Bermúdez López, Jesús

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