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DEL PATRONATO DE LA ALHAMBRA Y GENERALIFE

30 diciembre 2020

Los otros palacios de la Alhambra

Foto: Lucía Rivas
Foto: Lucía Rivas

Cuando hablamos de los palacios de la Alhambra, lo primero que viene a la mente es la imagen del Palacio de Comares, con su conocido Patio de los Arrayanes, o el Palacio de los Leones, con su mundialmente famoso patio. Pero existieron también otras construcciones que, al parecer, fueron los primeros asentamientos palatinos de la ciudad, aunque con el tiempo quedaron en desuso o tuvieron otro destino. Hoy queremos hablaros de los ‘otros’ tres palacios de la Alhambra: el de Abencerrajes, el de los Infantes y el de Yusuf III.

Los tres se encuentran colindantes, en una zona alta y en suave desnivel, lo que era un excelente lugar para recibir el agua de la acequia y para tener buena visibilidad hacia todos los puntos cardinales. Aunque no se ha podido determinar con certeza cómo fue su proceso evolutivo en la época nazarí, sí sabemos que fueron, a partir del siglo XVI, un destino secundario, pues no se convirtieron en residencia de los nuevos reyes. Sin embargo, albergaron a los principales poderes: el poder económico (la Contaduría), el religioso (Convento de San Francisco) y el militar (sede de la Alcaidía de la Alhambra). Vamos a conocer con más detalles cada uno de ellos:

Palacio de los Abencerrajes. Foto: Lucía Rivas.

Palacio de los Abencerrajes

En la zona alta de la Alhambra encontramos los restos arqueológicos del tradicionalmente conocido como Palacio de los Abencerrajes, que fue cedido en 1501 por los Reyes Católicos al contador mayor del Real Consejo, don Juan Chacón, momento desde el que se le llamó Casa de la Contaduría.

Comenzado a excavar en los años 30 del siglo XX, sus restos indican que tuvo una estancia importante en una torre sobre la muralla sur, una gran alberca flanqueada de jardines y un hamman.

Tras la marcha de las tropas napoleónicas quedó todo el espacio que ocupaba este palacio en un deplorable estado de abandono, fruto de las voladuras del ejército francés. Cuando a finales del siglo XIX se iniciaron los primeros desescombros del solar, apareciendo numerosos restos de estructuras arquitectónicas y elementos urbanos. El hallazgo más curioso, sin embargo, cabía en una mano: en el Palacio de los Abencerrajes apareció la única moneda que lleva impresa la marca de su acuñación en la Alhambra, lo que ha llevado a suponer la existencia en la zona de una ceca nazarí.

Es partir de los años 30 del siglo XX cuando comenzaron a realizarse diversas excavaciones que pusieron de manifiesto la importancia y extensión que tuvo este palacio. En el Museo de la Alhambra se conservan multitud de piezas procedentes de estas excavaciones, como las albanegas de un arco, paños decorados con sebkas o piezas de cerámica con colores verde, rojo y azul procedentes de los zócalos alicatados de las estancias del palacio de los Abencerrajes.

Convento de San Francisco, actual Parador Nacional. Foto: Pepe Marín.

Palacio de los Infantes (Convento de San Francisco)

Originalmente fue un palacio nazarí edificado en el siglo XIII, en un lugar intermedio entre los palacios de los Abencerrajes y de Yusuf III. De los tres, es el situado en la cota más alta del terreno, lo que demostraría la importancia estratégica que debió de tener. Los restos conservados del palacio nazarí indican que tenía un patio central alargado y estrecho semejante al del Generalife, con jardines a los lados.

Tras la conquista cristiana, en 1494 los Reyes Católicos lo convirtieron en convento regido por la orden de los franciscanos. Casi todo el edificio que se conserva del convento pertenece a las obras posteriores de adaptación del siglo XVIII, aunque perviven interesantes vestigios de la etapa nazarí y del siglo XVI.

Consciente del estado de ruina en el que se encontraba el edificio conventual, Leopoldo Torres Balbás ordenó su restauración entre 1927 y 1920 para destinarlo a residencia de artistas y personajes ilustres. Finalmente, en 1954 se integró en la red de Paradores Nacionales, uso al que se dedica actualmente.

Uno de los momentos históricos más importantes de este edificio tuvo como protagonistas a los Reyes Católicos, pues Isabel y Fernando estuvieron enterrados en el Convento de San Francisco durante un tiempo, mientras se terminaban las obras de la Capilla Real.

Palacio de Yusuf III. Foto: Lucía Rivas.

Palacio de Yusuf III

Del Palacio de Yusuf III, también conocido como palacio de Mondéjar o de Tendilla, no quedan más que algunos restos que no hacen justicia a la belleza y lujo que debió tener en su tiempo. Los testimonios de aquella época lo describen como un edificio extraordinario tanto en materiales como en decoración; como prueba queda el relato del embajador Jerónimo Münzer que en 1494 fue recibido en él y lo calificó de “suntuosísimo”. Se atribuye su construcción al sultán que le da el nombre, Yusuf III, que gobernó entre 1408 y 1417. Destaca la gran alberca alargada, testimonio del patio central de un gran edificio de semejante estructura al Palacio de Comares cuyas crujías laterales, destruidas, ocupan ahora ricos jardines.

Los Reyes Católicos lo cedieron para ser residencia de los alcaides de la Alhambra cristiana, y ese uso tuvo hasta que en el año 1718 Felipe V desposeyó de ese título al marqués de Mondéjar, heredero del conde de Tendilla. En represalia por esa afrenta, ordenaron su demolición y, en 1795, se vendieron muchos de sus materiales constructivos, como columnas y puertas. El expolio de este palacio fue tal que a lo largo del siglo XX salieron a la luz en distintas colecciones particulares algunas de sus piezas más destacadas, como podría ser el caso del conocido azulejo Fortuny, conservado en el Instituto Valencia de don Juan de Madrid, en el que figura el nombre del sultán Yusuf III.

Un triste final para lo que debió ser un suntuoso palacio, por el que además pasaron reconocidas personalidades, como el escritor dominico fray Luis de Granada, que prestó sus servicios aquí como escudero del conde de Tendilla durante los primeros años del siglo XVI y, más tarde, como preceptor de los hijos del conde.

BIBLIOGRAFÍA

Bermúdez López, Jesús. La Alhambra y el Generalife. Guía Oficial.

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