Las obras de acceso a la Alhambra con la llegada de Carlos V: La Puerta de las Granadas
La llegada de Carlos V a Granada en junio de 1526, supondrá el inicio y desarrollo de una serie de reformas administrativas y políticas con el fin de convertir a la ciudad medieval, de sus abuelos, en una urbe renacentista. Para difundir su idea imperial, Carlos V, trasmitirá al mundo una imagen de magnificencia y poder al modo de los emperadores romanos.
Granada tenía gran importancia simbólica para Carlos V, y es por ello, que preparó un gran programa urbanístico y edilicio. Organizó la ciudad de forma policentrista, impulsando nuevos centros y ejes de comunicación (ampliando calles y construyendo plazas, y eliminando cobertizos y ajimeces).
Dentro de este plan de remodelación de la ciudad, Plaza Nueva sería uno de los centros fundamentales, en ella tendrá cabida la religión, el comercio y el poder jurídico centrado en la Chancillería.
Carlos V, aprovechó el trazado de la cuesta de Gómerez (1506-1515), para comunicar la Chancillería, con el recinto de la Alhambra, eje del poder político. Para potenciar la entrada a la ciudad palatina, se construyó la Puerta de las Granadas y el Pilar de Carlos V.
La Puerta de las Granadas, edificada como un arco triunfal romano, recibe su nombre por las tres grandes granadas abiertas que la coronan. Anteriormente al siglo XVII, se conocía como Puerta de los Gómerez o Puerta Imperial.
Fue Luis Hurtado de Mendoza, tercer conde de Tendilla, el encargado de llevar a cabo el deseo del emperador eligiendo como arquitecto a Pedro Machuca, artista de formación italiana, que la trazaría entre los años 1545 y 1548.
Levantada sobre la antigua muralla que unía la Alcazaba con Torres Bermejas está constituida por tres arcos de medio punto con sillares almohadillados de piedra. El arco central está flanqueado por semicolumnas toscanas y, sobre estas, aparece un frontón triangular con el escudo imperial de Carlos V, y la corona imperial, símbolos del Sacro Imperio Romano Germánico. Rematan el frontón unas figuras reclinadas que representan las paz y la abundancia
La obra trasmite fortaleza, virilidad y poder. Las figuras alegóricas ayudan a difundir la visión política de Carlos V, sustentada en el planteamiento de que la paz genera estados de abundancia y prosperidad. Estas ideas estaban muy arraigadas en los sistemas filosóficos de la antigüedad.
Estilísticamente podemos relacionarla con el palacio de Carlos V, así como, con la Porta Maggiore de Roma, la Porta Nova de Verona y el Cortile del palacio del Te.
Autora del artículo: Francisca Viedma Moreno.
Bibliografía:
Mª Vicenta Barbosa García y Manuel Ruiz Ruiz. Gabinete Pedagógico de Bellas Artes. Junta de Andalucía. Granada. 2002. Pág. 11.
Antonio Orihuela Uzal. La Alhambra: de ciudad palatina de la dinastía nazarí a Patrimonio de la Humanidad. 2007. Pág. 36.
Nieves Jiménez Díaz. Estudio Histórico-Artístico de la Puerta de las Granadas de la Alhambra. Pág. 9.