Las mazmorras de la Alhambra
Sobre su función: ¿silos o mazmorras?
Actualmente se conservan, tanto en el interior del Conjunto Monumental de la Alhambra como al sur, en el espacio cercado y aledaño del actual Carmen de los Catalanes extendiéndose hasta el de los Mártires, una serie de silos nazaríes excavados en el terreno natural.
Ibn al-Jatib narró cómo […] Muhammad I concertó la Gran Paz con Castilla, prosperaron sus empresas y le fue posible pertrecharse de provisiones. Colmó los alfolíes públicos, llenó el interior del monte contiguo a su fortaleza de variados cereales, los almacenes de sus casas de provisiones y armas y sus establos de caballos de montar y bestias de tiro y carga […].
A este respecto, como indicó Leopoldo Torres Balbás, una de las funciones de los silos en el período andalusí fue la de conservar cereales en los terrenos en los que su naturaleza lo permitía. Así, el mantenimiento de granos y otras sustancias como sal en pozos excavados en el suelo fue una costumbre frecuente.
Junto a esta función de depósito de víveres, también es señalado para estos silos su uso como cárceles o prisiones para guardar con seguridad y mínima vigilancia a los prisioneros. De hecho, abundan en los textos medievales y posteriores las referencias a cristianos cautivos en territorio musulmán y los trabajos forzosos que realizaban por el día, encerrados durante la noche en cuevas artificiales o silos llamados por los árabes maṭmūra.
Ya en el siglo XVI Luis de Mármol Carvajal indicó: […] donde antiguamente, quando los reyes de Granada no eran tan poderosos, encerraban los vecinos su pan, por tenerlo más seguro; y después las hicieron prisión de Christianos captivos para encerrarlos de noche, y detenerlos de día, quando no los llevaban á trabajar […].
Parece por tanto que estos silos, como se señala en numerosos textos especialmente desde finales del siglo XVIII y hasta la actualidad, fueron utilizados al final de la Edad Media como mazmorras. Se constituyeron para ello cercados vigilados con torres, de las que se conservan restos de dos conocidas actualmente como torres Coloradas, y seguramente existieran portales en los que habría gran cantidad de grillos, esposas y cadenas para aherrojar a los cautivos.
Ubicación y extensión
Los silos nazaríes ubicados en el interior de la Alhambra se extienden por la Alcazaba y medina, entorno de la Puerta del Vino y en la parte alta o zona conocida como Secano, donde más abundan.
Extramuros a la Alhambra, en la colina frontera al sur de la Sabika, especialmente en el espacio comprendido entre Torres Bermejas y el actual Carmen de los Catalanes hasta el de los Mártires, se extendieron también numerosos silos.
Se incluían en la zona denominada hacia 1590 por Luis de Mármol Carvajal como loma o campo de Ahabul. Parece que era el nombre utilizado en época árabe pues, según Seco de Lucena, se trataría de la […] Loma de Ahabul, que los árabes llamaron también Neched.
Sabemos desde 1494 por Jerónimo Münzer que era un lugar espacioso y cercado por un muro. Así, teniendo en cuenta la existencia de mazmorras y de las torres Coloradas referidas, desde principios del siglo XVII advertimos la referencia a este lugar como el Corral de los Cautivos. Esta denominación debía ser antigua pues ya Antonio de Lalaing comentó en septiembre de 1502 que los grandes fosos eran llamados los Corrales del Escatines.
También, y desde al menos principios del siglo XVII, constatamos que esta zona recibió el nombre de cerro, colina o Campo de los Mártires como consecuencia del recuerdo de los cristianos fallecidos en las mazmorras y de los que sufrieron martirio en esta colina. En su memoria se construyó una ermita y, posteriormente, el desaparecido Convento de Carmelitas Descalzos de Los Mártires.
El citado corral se extendería también hacia el sureste cerca del cementerio actual, como indicaba Eguílaz y Yanguas en 1881 […] hasta el sitio conocido hoy por las Barreras y comienzo del camino que, frontero a la huerta de Fuente Peña, tomaba la dirección del que es hoy cementerio público. De hecho, una gran cantidad de silos se ubicaron en la explanada frontera a la Torre de los Siete Suelos, la Bab al-Saria o Bab al-Gudur nazarí, traducida como Puerta de los Pozos. En este sentido, según Seco de Lucena, de las mazmorras o pozos de cautivos […] viene la denominación de Algudur (de los pozos) que los árabes dieron a la puerta conocida hoy como Siete Suelos […].
Esta extensión de mazmorras fue reflejada por distintos autores de la Granada moderna. Es el caso de las vistas realizadas por Anton van den Wyngaerde; J. Hoefnagel y F. Hogenberg; Pedro de Raxis o Ambrosio de Vico.
Por otra parte, seguramente esta zona cercada de silos/mazmorras estaría separada de cementerio de la Sabika, puesto que en 1494 Münzer señala que a este lugar con cárceles se entraba desde la necrópolis.
Descripción de los silos o mazmorras
Los silos fueron abundantes, al menos catorce señaló Münzer en 1494 −cifra muy similar a la existente actualmente en el interior del espacio fortificado de la Alhambra−.
Con forma de embudo invertido, planta circular y boca de reducidas dimensiones, fueron excavados sobre el terreno natural.
Algunos de los existentes en la ciudadela fortificada conservan obras de adaptación en sus paredes y superficie que permiten identificar su uso como mazmorras. Se trata de recubrimientos de ladrillos; poyos y recalces con muros del mismo material, revestidos de yeso y blanqueados; compartimentos o camas con solería de ladrillo y división de tabiques; orzas enterradas; un sistema de evacuación de aguas sucias con sumidero u hornacinas talladas en la pared. Destacan en este sentido las mazmorras que fueron excavadas y estudiadas en la Alcazaba, al pie de la Torre de la Vela y en la Plaza de Armas; otra cercana a la calle Real Alta, en el Secano; y otra junto a la Puerta del Vino. En algunas de estas mazmorras se han localizado una gran cantidad de cerámica nazarí de gran valor junto a otros elementos propios de la vida cotidiana, como los restos de una espuerta de esparto.
Como sistema de descenso y subida se utilizarían cuerdas o escaleras. Su tamaño fue variado aunque los ubicados en el Campo de los Mártires eran de mayor tamaño que los existentes intramuros de la Alhambra. Señaló Torres Balbás para éstos últimos unos cinco a siete metros de profundidad y una base de seis a ocho metros de diámetro.
Tras la conquista de la ciudad
Desde la conquista de la ciudad los distintos autores que describen la zona hacen mención al cautiverio de cristianos en tiempos nazaríes y relatan la existencia de mazmorras −también llamadas calabozos; cárceles; fosos; galerías; pozos; antros; profundas excavaciones; ergástulos; silos; cuevas; cavidades y cavernas. Hacen especial alusión a su forma y detalles constructivos; número de cautivos, vida cotidiana de los prisioneros y al protagonismo que adquirió el cerro de los Mártires tras la conquista de Granada junto al proceso de liberación de los esclavos y el recuerdo de los mártires cristianos.
Tras la conquista de Granada debieron convertirse en escombreras como consecuencia de las ordenanzas para la limpieza urbana del siglo XVI. Sin embargo, parece que no todas quedaron amortizadas y que algunas serían utilizadas para guardar durante el día en su fresco interior productos que a la noche se introducían clandestinamente en la ciudad de Granada. A principios del siglo XVII Henríquez de Jorquera indicaba que, en ruinas, abandonadas y al menos algunas de ellas sin colmatar, eran frecuentadas como lugares propicios para delinquir.
Posteriormente la documentación de archivo señala que en el siglo XVIII, dentro del origen de la conformación de la finca de la familia Porcel −origen del actual carmen de los Catalanes− algunos silos fueron destinados de forma residual como zona de hábitat, caso de la llamada mazmorra de Lupión, aunque en general se describe un estado de abandono y se procura cerrar sus entradas. Es anecdótico en este sentido el hallazgo en 1732 de un silo junto a Torres Bermejas que aún almacenaba sal.
En el siglo XIX los silos que quedaron al interior del actual Carmen de los Catalanes (entonces huerto de Porcel), estaban ya abandonadas pero aún eran reconocibles a pesar de los escombros y cascajo acumulado. Era el caso de las llamadas Cuevas de los Murciélagos y la Muerte. Otros, como los ubicados en el camino hacia el carmen de los Mártires, habían quedado ya enterrados.
Desde finales del siglo XIX y hasta la actualidad las intervenciones arqueológicas e investigaciones de estos silos o mazmorras han aportado interesantes datos sobre la historia de la Alhambra en la etapa nazarí.
Autores del artículo: Paula Sánchez Gómez, Manuel Pérez Asensio
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ALBERTO SANCHÍZ LOSADA / 3 years ago
MUCHAS GRACIAS POR PUBLICAR ARTÍCULOS TAN INTERESANTES QUE NOS HACEN COMPRENDER MEJOR LA GRAN RIQUEZA DE LA ALHAMBRA, UN ESPACIO EN EL QUE EL PAISAJE Y EL TERRITORIO SON TAMBIÉN PATRIMONIO CULTURAÑ
Ana Escribano / 3 years ago
¿La mazmorra de los Catalanes y las interiores de la Alhambra se abren alguna vez al público?
Gonzalo De Lázaro Gonzalo / 3 years ago
Estimada Ana, normalmente no se abren al público por motivos de conservación y seguridad.
Un saludo