La torre de las Damas
Destaca en el conjunto monumental de la Alhambra y el Generalife una amplia zona ajardinada conocida como el Partal. Preside este ámbito el palacio del Partal o del Pórtico, el más antiguo de los conservados en la Alhambra, icónica imagen, reconocible por su formidable alberca. Sobre el pórtico se eleva el torreón conocido como torre de las Damas, un espectacular mirador desde el que se puede observar tanto el Albaicín como el Generalife.
La torre de las Damas es la principal en este sector: está formada por el pórtico, una sala cuadrada, y una escalera que da acceso a un mirador de construcción posterior, desde el que se puede contemplar el valle del Darro. Su construcción bien pudiera ser de la época de Muhammad III, probablemente trasformada en el reinado de Ismail I. De forma similar al resto de la zona palaciega, se fueron recolocando sobre la antigua muralla defensiva estructuras palatinas desde las que gozar de miradores privilegiados sobre la medina, para observar y disfrutar de las vistas del cercano barrio de Dar al-Baida y del paisaje rural de las cercanías y el valle de Valparaíso. Al igual que en la Casa Real, también aquí, el paso de la guardia debió ejercerse por medio de pasillos subterráneos.
La torre de las Damas fue transformada y desvirtuada en 1837 por Blas Manuel Teruel de los Escuderos, quien hizo todo tipo de obras. Además, vendió la casa a un súbdito alemán, Arthur von Gwinner, que la mantuvo en su poder hasta 1891. A pesar de la presión del Estado por recuperarla desde 1886, no fue hasta 1891 cuando donó la torre con la condición de quedarse la cúpula de su mirador alto y algunos elementos constructivos como columnas y capiteles, todos ellos se conservan y exponen en el Museo Pérgamo de Berlín. En 1906, Mariano Contreras Granja inicia la restauración de la torre de las Damas, derribando el muro de separación con el oratorio.
A partir de 1907 continuó la obra Cendoya quien, además, descubrió las pinturas de la contigua casa a la torre de las Damas -bellas pinturas murales nazaríes, cuyo origen fue estimado por Gómez Moreno hacia 1340- y liberó el estanque del Partal. Cendoya cimentó, arregló los muros, estructura y decoración de la torre de las Damas y labró fustes y capiteles para recomponer la galería. La intervención de mayor interés fue realizada por Leopoldo Torres Balbás que recuperó la fisonomía de la torre abriendo en 1923 el pórtico principal con arcadas, liberando las pilastras de ladrillo subyacentes. Recreó magistralmente las sebkas mediante un recurso abstracto a base de ladrillo y mortero. Prieto-Moreno consolidó y recalzó entre 1970 y 1971, la muralla que iba desde este palacio del Partal hasta el cercano oratorio. Introdujo un cambio importante en el pórtico sustituyendo el tramo inferior de las pilastras de ladrillo por otras de mármol de Macael, alterando la solución de su antecesor más atenta a los precedentes.
Como consecuencia de estos trabajos de restauración algunas piezas fueron desmontadas para preservar su conservación, y junto con muchas otras halladas en las excavaciones realizadas, forman hoy parte de la colección del Museo de la Alhambra. Algunas de las piezas más significativas provenientes de la torre de las Damas son tres canecillos de madera, comienzo de la viga que sobresale al exterior y sirve de soporte a los aleros o cornisas, que formaron parte de un alero y aportan datos que facilitan la reconstrucción de la estructura en la que se insertaba. Este tipo de decoración es una evolución de los canes y modillones de lóbulos de época califal y representa el tipo de decoración en canecillos más frecuente en época nazarí.
Bibliografía:
Murallas, torres y dependencias de la Alhambra. Juan Antonio Vilar Sánchez