La Torre de la Vela: el símbolo de una ciudad
De las más de 30 torres que bordean la ciudad palatina de la Alhambra, a modo de guardianas y defensoras de la vida cotidiana que se desarrollaba dentro, hay una que destaca sobre todas las demás: la Torre de la Vela. Una fortaleza inexpugnable que se eleva magnífica sobre la muralla defensiva de la Alhambra y que, con el paso de los siglos, se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad. De hecho, forma parte del escudo de la capital granadina desde que en 1843 Isabel II concediera el derecho a incorporarla al emblema de la ciudad, una muestra de lo representativa que es la Torre de la Vela en la historia de Granada.
A las generaciones más recientes les sonará por la tradición del 2 de enero, cuando las jóvenes casaderas suben a tocar su campana para, según la creencia popular, comprometerse ese año. Pero lo cierto es que la Torre de la Vela ha formado parte de la vida cotidiana de los granadinos hasta hace relativamente poco, cuando su toque servía para regular los turnos de riego para los agricultores de la Vega o para alertar sobre incendios o rebeliones populares.
Un papel protagonista que ha venido ejerciendo desde que Muhammad I (1238-1273) ordenó levantarla y se convirtió en una de las primeras construcciones de la Alhambra nazarí, con el entonces nombre de Torre Mayor (al-Bury al-Azam). Como es característico de las grandes torres nazaríes, los espacios interiores se van ampliando en las plantas superiores, con el fin de aligerar peso al edificio y asegurar su estabilidad frente a los frecuentes terremotos.
Eso no ha impedido que, al igual que les ha pasado a otras torres de la Alhambra, haya perdido algunas almenas de su parte superior, que se cayeron a causa de seísmos. Algunas de ellas aún pueden verse al pie de la torre, justo antes de acceder al interior, como recuerdo de lo que fue la imagen original de esta atalaya.
El símbolo de la “Toma de Granada”
Si hay un episodio histórico ligado a la Torre de la Vela es el acontecido el 2 de enero de 1492, cuando, según la tradición, los Reyes Católicos enarbolaron sus estandartes desde esta torre para celebrar la ansiada conquista del último reino nazarí. Esa imagen ha quedado grabada en la tradición popular y de ahí viene la costumbre antes mencionada de visitar la Torre de la Vela cada 2 de enero, el ‘Día de la Toma de Granada’. Fueron los Reyes Católicos los que dispusieron también un nuevo elemento que, a la postre, ha sido el símbolo más reconocido de esta torre: su campana. Ubicada en sus inicios en la esquina noroeste, se trasladó a su actual emplazamiento en 1840. La campana de la Torre de la Vela ha sido sustituida en varias ocasiones, debido a su continuo uso y a las inclemencias del tiempo, hasta que en 1773 se instaló la que ha llegado hasta nuestros días.
Aunque ahora solo suene en varios momentos excepcionales a lo largo del año (el 2 de enero por el Día de la Toma; el 7 de octubre por la festividad de la Virgen del Rosario y durante la procesión de Santa María de la Alhambra en Semana Santa), lo cierto es que durante siglos la campana de la Torre de la Vela ha sonado a diario. Los granadinos podían escuchar, por ejemplo, sus toques regulares de Ánimas, de Queda, de Alba y de Modorra, lo que convertía su sonido en un eco que acompañaba de día y de noche a los granadinos y marcaba sus días.