La torre de la Justicia
La torre de la Justicia, situada en el flanco sur de la muralla, alberga desde el momento de su construcción en 1348, durante el reinado de Yúsuf I, uno de los principales accesos al recinto de la Alhambra: la puerta de la Justicia. La torre está estructurada sobre planta rectangular, dividida en dos pisos y con terraza. Consta de dos fachadas, una hacia el exterior y otra a intramuros, comunicadas por un pasaje de cuatro quiebros. En la fachada exterior se abre La Puerta de la Justicia, formada por un gran arco de herradura apuntado, enmarcado por alfiz. Tras este arco se halla un espacio a cielo abierto que servía para hostigar al enemigo y que antecede a un arco interior de menor tamaño, sobre el que se dispone la lápida fundacional de mármol y pizarra. La torre, posiblemente, estaba estucada y coronada por almenas según diferentes grabados históricos. Su carácter monumental, su imponente masa y sus sistemas defensivos, la convirtieron en símbolo inequívoco del poder de los monarcas granadinos, y por ello en entrada idónea para selectos visitantes y embajadores ante la corte nazarí.
Además de su función estructural, posee uno de los valores simbólicos más destacados de la Alhambra: la mano representada en la clave del gran arco exterior de la puerta y la llave reproducida encima del arco interior de entrada. La llave era símbolo de la fe, y la mano es alegoría de los cinco preceptos de la ley musulmana, es decir, representa la perfección. Son símbolos islámicos que contrastan con la figura gótica de la Virgen y el Niño, del escultor Roberto Alemán, colocada por orden de los Reyes Católicos sobre la gran lápida que contiene la inscripción, en árabe, fundacional de la puerta, que se encuentra encima de la llave. La fachada de la puerta que linda con el interior de la muralla conserva parte de la decoración original en las albanegas del arco de herradura, que muestran una red policroma de rombos cerámicos. Frente a ella discurre una amplia calle al pie de la muralla, que en época cristiana se reconstruyó con lajas de piedras sepulcrales o «macabrillas», reutilizadas.
En la gran explanada frente a la que se levanta la torre se celebraban en época nazarí todo tipo de ceremonias rituales: recepción de embajadores o visitantes notables; recepción de sultanes, acompañados por sus unidades militares de élite tras triunfales campañas bélicas; desfiles; fiestas… Esta función se mantuvo tras la llegada de los cristianos, y en su explanada se siguieron realizando las recepciones previas a las tomas de poder de los gobernadores de la Alhambra, con todos sus efectivos militares en formación y uniformados de gala, por lo que a menudo fue empedrada. Como su nombre árabe indica, pudieron celebrarse también delante de ella reuniones del tribunal de justicia alhambreño, encabezado a veces por el propio sultán en casos señeros y especiales, e incluso ejecuciones sumarísimas, ejemplarizantes y destinadas a amedrentar al pueblo.
En el piso alto de la torre existía una vivienda que era ocupada por el alcaide de la puerta principal y encargado de su funcionamiento, que organizaba con un cuerpo de porteros las horas de apertura y cierre, así como la regulación del acceso de las mercancías y personas. A mediados del siglo XIX, cuando la Alhambra pierde sus funciones militares y desaparece dicho cargo, la vivienda fue alquilada a particulares posiblemente desde la adecuación que se hace en 1837. La guardia fue suprimida en 1860.
En la parte superior de la torre, el Conde de Romanones agrupó una biblioteca compuesta por 424 tomos que legó al Patronato en 1909. Los volúmenes estuvieron en la Torre de la Justicia desde finales de agosto de 1909, hasta el mes de abril de 1915, cuando fueron llevados al archivo de la Casa Real árabe. Esta importante colección es conocida como el “Legado del Conde de Romanones”.
Recuperada la vivienda a principios del siglo XX, fue ocupada por trabajadores de la Alhambra y más tarde como oficinas de administración, y se cerró cuando la compleja gestión del Patronato adquirió tal complejidad que requería mayores espacios. En 1947 la vivienda de la Puerta Principal albergó las oficinas administrativas de la Alhambra, y residió en ella, hasta finales de los años 70, su administrador. La intervención restauradora en las habitaciones altas por el arquitecto Pedro Salmerón Escobar, finalizada en 2016, permitió recuperar la traza original de la distribución y rescatar el espacio para la visita cultural.
FUENTES:
Murallas, torres y dependencias de la Alhambra. Juan Antonio Vilar Sánchez.
Bab al-Saria. Bienvenidos a la Alhambra. López Guzmán, R. et al.
Guía oficial de la Alhambra y el Generalife.