La tienda inspirada en el museo (2ª parte)
Os queremos seguir ayudando con los regalos para estas fiestas inspirados en el museo. Tras ver la cerámica doméstica, seguimos con las piezas de cerámica arquitectónica del museo que aparecen reflejadas en la Tienda-Librería, como son los alicatados. Con una finalidad estética, pero también para proteger la arquitectura de la humedad y del roce, el alicatado nazarí alcanzó una gran profusión y refinamiento, revistiendo tanto zócalos de paramentos o muros, como cubriendo fustes entregos o incluso solerías de habitaciones. A pesar de las distintas variantes, en los alicatados sólo se representan temas geométricos. El procedimiento de fabricación, consistía en obtener piezas cerámicas vidriadas monocolores con distintas formas con siluetas de polígono regular o estrellado y diversos tamaños para combinarlas y obtener composiciones geométricas. Estas piezas se tallaban de forma unitaria en el taller a partir de placas de cerámica que previamente habían sido cocidas y vidriadas en colores monocromos. Este hecho reviste una gran dificultad porque exige tallar cada elemento a mano y encajarlas en un lugar seleccionado dado que, dentro de un proceso que obligaba a una gran maestría y destreza, las piezas eran ajustadas y ensambladas entre sí, colocándose con la cara vidriada boca abajo conforme a una pauta o falsilla en la que se había trazado un modelo ornamental que requería un preciso conocimiento matemático y una pericia técnica de gran nivel. Esta pauta se disponía en el suelo y en un bastidor enmarcado. Mientras se componía el mosaico, se abiselaban los bordes de las piezas de alicatado hacia dentro. De esta manera, una vez ajustadas, se facilitaba su agarre y unión tras verter una lechada de yeso. Para dar rigidez se colocaban a cañas cortadas a lo largo, fraguando el yeso a la placa así conseguida. Finalmente el paño era trasladado a su sitio y colocado en bloque, vertiendo yeso entre la placa y el muro de soporte. Descubrimos algunos de estos paneles de alicatados que en su día decoraron los palacios de la Alhambra:
Este alicatado formó parte del pavimento del pasadizo de acceso desde la sala de la Barca al salón de Comares, hallado por Leopoldo Torres Balbás en las obras que ejecutó en esta zona hacia 1923-1924.Cerca de la puerta de la escalera se conserva un resto de solería musulmana y otro pequeño, al otro lado del pasadizo: son alicatados formados por piezas de barro cocido de su color natural; estrellas azules, meladas, verdes y negras sobre fondos blancos, dibujando octógonos, y cuadraditos negros sobre fondos de idéntico color (“Pasadizo entre la sala de la Barca y el salón de Comares, en la Alhambra de Granada”, Al-Andalus II, Crónica Arqueológica de la España Musulmana I, 1934, p. 44). Una composición cargada de movimiento y color podemos apreciarla en el siguiente alicatado compuesto por ruedas de distinta policromía, disposición y tamaño entre las que destacan dos azules, alineadas en el eje vertical y compuestas por dieciséis zafates que giran en torno a un sino o estrella melada.
Este panel es portador de uno de los diseños más originales del museo. Aunque con escasa policromía, el dinamismo vuelve a ser la nota protagonista de un ejemplar compuesto por singulares zafates negros y grises, de formas curvas, que, combinados de manera magistral con estrellas blancas de seis puntas, conforman ruedas formadas por esvásticas de seis brazos.
Para acabar con los alicatados mostramos un panel procedente del zócalo de la torre de la Cautiva, construida por el sultán Yusuf I. Otros paneles semejantes se hallan actualmente in situ en esta qalahurra. La decoración geométrica consiste en una rueda conformada por ocho zafates melados en torno a un sino azul. La rueda central se remata con costadillos de color púrpura, piezas de alicatado que no sólo confieren al conjunto un marcado aspecto hexagonal, sino que son las únicas del Monumento que presentan este color.
Pero los alicatados no son los únicos elementos de cerámica arquitectónica del museo que tienen su reflejo en la Tienda-Libreria, también están las celosías. Las celosías fueron objetos arquitectónicos que se colocaron para cerrar vanos, como ventanas. Permitían divisar el exterior desde las viviendas, al resguardo de las miradas de extraños. En una sociedad islámica donde existe una fuerte protección de la vida privada, se convirtieron en elementos imprescindibles de las viviendas islámicas. Este ejemplar forma parte de un conjunto de celosías mudéjares que proceden de la parte superior de la qubba o linterna de la llamada sala de las Camas, estancia de reposo y vestuario del baño del palacio de Comares. Si bien fueron añadidas a este cuerpo de luces en el siglo XVI, cuando que se repone la armadura, se desmontaron en 1827. Con marco cuadrado se compuso a través del ensamblado de distintas piezas de madera, conformando elegantes formas geométricas. Fue ornamentada mediante incisiones de líneas paralelas o gramiles realizadas en los listones interiores y policromada, conservándose los colores rojo y blanco.
Esta entrada es la continuación de La Tienda inspirada en el Museo: cerámica doméstica.