La fuente de los Leones de la Alhambra
A finales de los 1370 o comienzos de los 1380, Muhammad V 755-760; 762-793 /1354-1359; 1362-1391 emprendió la edificación de un nuevo palacio, que Ibn Zamrak llamó en su Diwan, el Qasr al-Riyad al-Said (Alcázar del Jardín Feliz), conocido como Palacio de los Leones por las doce esculturas de la fuente que centra su patio.
La Fuente de los Leones durante tres siglos y medio tuvo otra taza, unos balaustres entre ella y los leones y un surtidor romántico, posiblemente desde 1837-38. Con anterioridad al primer cuarto del siglo XVII, no existen noticias detalladas y precisas sobre el aspecto de la Fuente.
La taza dodecagonal está ejecutada con una gran perfección técnica y su decoración es similar a la que aparece en el resto de las estancias del palacio.
Doce versos inscritos en ella nos han ido descubriendo datos suficientes con los que se puede aventurar la composición, origen y simbolismo. Seis de estos versos, Ibn Zamrak (1333-1394) los aprovechó para la fuente, formaban parte de una casida de 146 versos que se inicia en la Qubba Mayor (Sala de Dos Hermanas).
Los autores de los leones que dan nombre a la fuente, fueron tallados con rasgos diferenciados en los rostros, narices, pliegues, ojos y colas, con tamaños y pesos distintos pero generando una idea única de conjunto, posiblemente ejecutados por varios artistas.
Esta obra de arte es a la vez un surtidor, nos puede aportar la idea de poder real del sultán asociada con el suministro del agua, uno de los bienes más preciados por la cultura islámica.
En 1624 se produce la primera restauración documentada en la fuente, coincide con la visita de Felipe IV. El paso de los monarcas y otros personajes de la corte, siempre fueron un balón de oxígeno para la supervivencia de la Alhambra.
Para sorprender y contentar a estos ilustres visitantes, a mediados del siglo XIX se llegaron colocar en la fuente graciosos juegos hidráulicos que le dieron un aspecto de pirámide brillante con multitud de luces de color.
También en el siglo XIX, el lamentable estado de la fuente hace que comience una polémica controversia en la que se mezclan objetivos diversos, “la intención de descubrir el verdadero aspecto original de la fuente”, y la oportunidad de devolverla a su imagen medieval“.
Tras la guerra, se reconstituye el Patronato, que decide una intervención en 1945 a 1966, es el final de la fuente de dos tazas.
Se descubre y se estudia el distribuidor en 1981 que era una de los componentes más enigmáticos de la fuente, se encargaba de impulsar el agua y desaguar. En la actualidad forma parte de las piezas del Museo de la Alhambra.
El deterioro no dio descanso y en 1973 se pensó en replicar los componentes de la fuente antes de que su mal estado impidiera copiarlos. En 1976 se comienza por la reproducción en mármol blanco del 1º león.
Sin embargo, llegamos al aspecto actual de la Fuente y del Patio, que se debe a la restauración iniciada en 2002 y finalizada en 2012. En el proceso se actúa sobre leones, taza, sistema hidráulico, se lleva a cabo una investigación arqueológica y se pavimenta el patio.
En el transcurso de la charla intentaremos profundizar un poco en estos aspectos que forman parte de la historia de esta pieza, cuya imagen ha sido, una y mil veces repetida y difundida contribuyendo así a alimentar la admiración por la Alhambra
Para el viajero la imagen de la Fuente sigue encarnando la más clara evidencia de paso por el lugar.
Autor del artículo: José González Vílchez