La conquista omeya de la Península, siglo VIII
Para explicar este proceso, habría que situar los elementos principales, sobre los vértices de un triángulo imaginario: al este se situaría el emergente imperio musulmán con la dinastía Omeya como dominadora y unificadora de una situación convulsa originada entre los sucesores del profeta, esta dinastía a cuyo frente está Al-Walid I, llevaría a el imperio musulmán a su máxima extensión.
Otro de los vértices, el situado al noreste de ese triangulo imaginario, es el decadente imperio Bizantino, a cuya costa los musulmanes aumentarían la superficie del suyo. Al frente del imperio bizantino, esta Justiniano II, un tirano depuesto y vuelto a aupar al trono y cuyo fallecimiento en diciembre del 711 en nada favoreció la defensa del reino toledano.
Precisamente la pérdida de los territorios Bizantinos de todo el norte de África, marca la diferencia de entre la incursión de Tariq en el 711, y otras incursiones anteriores, por ejemplo la de Tarif de 710, que terminaban con el abandono de los territorios saqueados.
El tercer vértice de este triángulo, es la situación socio-económica en el interior del reino visigodo de Toledo, el cual está en pleno proceso de feudalización y la llegada de los musulmanes fue asumida tanto por la población general como por la nobleza sobre todo, como una liberación, dado que el régimen económico y social de los musulmanes era mucho menos o opresivo que el Visigodo.
Políticamente hay que tener en cuenta que Rodrigo, según menciona la Crónica Mozárabe de 754, se ha hecho con el poder de forma violenta arrebatándoselo a los sucesores ?legítimos? del rey Witiza, sus hermanos Sisiberto y Oppas, lo cuales nombran a Agila II rey legítimo de la tarraconense y la narbonense.
Otro elemento discordante es la intervención del conde D. Julián, gobernador de Ceuta y Algeciras, el cual por una enemistad personal con el rey Rodrigo, facilitó el cruce del estrecho aportando embarcaciones y tropas visigodas bajo su control, es decir no hubo abandono por parte de Julián, la traición se habría producido con anterioridad.
En cuanto a invasión en sí misma, esta se produce en primavera del 711, las tropas de Tariq Ibn Zyad, lugarteniente del gobernador de Ifriquiya Musa Ibn Nusair con sede en Qayrawn, desembarcan en Gibraltar en abril del 711 con un ejército 14.000 efectivos todos ellos infantes, llegando a Algeciras donde acantona sus tropas en la cercanía de los montes Transductinos, y protegido por el cauce del Río Almodóvar.
El Rey Rodrigo, en el momento de la invasión está en el norte de la península apaciguando una sublevación de los vascones, apoyados por Agila II, que con un ejercito 30.000 efectivos entre infantes y caballeros, llega a la zona de los montes Transductinos desde Córdoba, lo que le obliga a situarse en la orilla opuesta del río Almodóvar, y la laguna de La Janda, una posición realmente comprometida para el ejercito cristiano.
La batalla estaba perdida antes de empezar, pues Oppas y Sisiberto, ni siquiera llegaron a tomar parte en la batalla, lo que sin duda fue determinante para la derrota de Rodrigo, pues sus tropas son envueltas por los flancos y obligadas a retroceder dese el cerro de la Alcachofa hacia el río Almodóvar y la laguna de la Janda donde quedaron acorraladas.
El botín fue inmenso, pues con Rodrigo viajaba el tesoro Visigodo, pero lo peor fue el avance inexorable de las tropas musulmanas, las cuales en un periodo de 8 años, llegaron a completar el dominio de todo el territorio del Reino Visigodo de Toledo, dando comienzo a una nueva etapa de largo recorrido y que cambió la historia de España, La Reconquista.
Título del cuadro o imágen: El Rey Rodrigo arengando a sus tropas.
Ubicación actual: Museo Del Prado.
Autor: Blanco y Pérez, Bernardo, óleo sobre lienzo, 1871.
Autor del artículo: Julián Gómez Serrano.