Isidoro Marín y la Sala de los Reyes
En el Museo de la Alhambra hay un cuadro que representa unas escenas de la Sala de los Reyes del Palacio de los Leones en la Alhambra. Su autor fue Isidoro Marín, un personaje polifacético, pintor, ceramista y restaurador, fuertemente vinculado a Granada. Hoy conocemos al autor y su obra. Isidoro Marín Garés nació en Granada el 14 de julio de 1863, hijo de Isidoro Marín Molinos y de Teresa Gares Arantave. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de Granada teniendo como maestros al pintor de bodegones Julián Sanz del Valle y al también pintor y acuarelista Eduardo García Guerra. También asistió a clases en el Centro Artístico de Granada, con Manuel Gómez-Moreno y Morales y Larrocha. Fue pintor por vocación y practicó diversas técnicas como el óleo, el fresco, el dibujo o la acuarela. Pero su precaria situación económica hizo que tocara ámbitos muy diversos y como artista fue muy heterogéneo, hizo carteles, tarjetas, retratos, ilustraciones de libros o de revistas, almanaques o postales. Trabajó además con madera, cerámica, vidrio, hierro e incluso abanicos. Diseñó diplomas, fue decorador, restaurador, conservador de la Alhambra y dio clases en la Escuela de Bellas Artes de Granada. x
Cartel de las fiestas del Corpus de 1899. Museo de la Casa de los Tiros.
Estuvo muy implicado en la vida artística y cultural de la Granada de su época, asistía a las reuniones de la cofradía del Avellano y el Carmen de las Tres Estrellas, formó parte del Centro Artístico de Granada y expuso en la ciudad en numerosas ocasiones, sobre todo en las exposiciones del Corpus y de Navidad. Toda su carrera artística está unida a su tierra natal, de hecho prácticamente solo mostró su obra en Granada. Su participación en la Exposición de Barcelona de 1888, donde consiguió una medalla de oro, y una muestra de su obra en la misma fecha en la Sala Parés de Barcelona fueron sus únicas incursiones artísticas fuera de su ciudad. Su estilo pictórico, calificado como Impresionista en los periódicos de la época, presenta además trazas del Realismo anterior y de un subyacente Modernismo. Aunque no coincidió con Mariano Fortuny, la influencia del pintor catalán en Granada fue muy intensa, y el cromatismo y la luz de la obra de Marín evocan las pinturas fortunianas. El paisaje y las escenas costumbristas componen la temática principal de sus obras, en las que abundan los temas típicamente granadinos. Pintó cuadros como el conocido ?El padrón municipal? y recreo espacios de la Alhambra como ?El patio de Arrayanes?, pieza con la que se presentó a la Exposición de Barcelona de 1888. Granada siempre fue fuente de inspiración para Marín y entre sus obras abundan los paisajes alhambreños y las vistas del Albaicín. Fue cronista de excepción de su época, a través de sus pinturas se puede conocer festividades como el Corpus, eventos como la coronación de Zorilla o elementos pintorescos del día a día de la ciudad, como las lavanderas o los vendedores ambulantes.
?Un lavadero de Granada. Cuadro de Isidoro Marin?, fotografía de José García Ayola. Archivo de la Alhambra.
Isidoro Marín fue un personaje polifacético y entre sus numerosas actividades estuvo también la de conservador de la Alhambra, nombrado como tal el 31 de agosto de 1920. Durante su estancia en la Alhambra fue muy importante su aportación como documentalista, pues reprodujo con maestría diversas piezas y pinturas. Es destacable los calcos que realiza de las pinturas murales nazaríes de las Casas del Partal, descubiertas unos años antes. Estas pinturas muestran escenas figurativas cortesanas y ceremoniales organizadas en tres bandas horizontales. La banda inferior tiene representadas mome de caza; en la intermedia está presenta una escena de botín y regreso al campamento; y en el friso superior están representadas escenas festivas. Las pinturas son útiles para reconstruir aspectos de la vida de la época: vestimentas, ajuar, armamento, festividades, etc. En el Archivo de la Alhambra se guardan algunos calcos realizados por Isidoro Marín de este lugar y gracias a ellos se conoce a tamaño natural el estado de conservación en que se encontraron. También realizó una serie de calcos de las pinturas de las Sala de los Reyes, los que le servirían de base para su obra más destacada de este periodo: una magnífica acuarela en la que reproduce una de las pinturas de la Sala de los Reyes de la Alhambra y que realizó en 1921.
Sala de los Reyes. Reducción del calco original de las pinturas. Archivo de la Alhambra.
La Sala de los Reyes es uno de los espacios más emblemático del Palacio de los Leones, un lugar áulico cubierto por tres falsas bóvedas que albergan pinturas sobre cuero de temática profana. Isidoro Marín reprodujo tres escenas que están situadas en la zona norte, en una de las bóvedas laterales de este espacio, en el conocido como techo de las fuentes. En el eje central de la composición se muestra la representación simbólica de la fuente de la juventud. La escena que Marín copia presenta una fuente hexagonal decorada en sus frentes con cabezas de leones, sobre fondo azul, que vierten agua por la boca. Dos tazas más pequeñas están superpuestas en el interior de la fuente y tiene como remate un surtidor con figura en forma de perro, con la cabeza levantada mirando al cielo. En las aguas de la fuente aparecen pequeñas figuras de hombres y mujeres que se bañan desnudos, y que según la leyenda entraban mayores y salían jóvenes. A uno y otro lado de la fuente aparecen dos figuras: una dama a derecha, con las manos en posición orante, y un caballero a la izquierda vestido a la moda italiana de la época. En primer plano aparecen además una serie de aves acuáticas. A la izquierda se desarrolla una escena con un caballero cristiano vestido de rojo sobre un caballo marrón lanceando un oso al que muerden y atacan varios perros de caza. Detrás se localizan dos personajes soplando cuernos de cacería y algunas aves blancas. A la derecha se encuentra un jinete nazarí que cabalga a la jineta sobre un caballo blanco y que, al igual que el anterior, se encuentra cazando, en este caso un jabalí. Usa también una larga lanza que lleva en su mano derecha. Viste túnica y capa holgadas y cubre su cabeza y barbilla con un turbante y pañuelo blanco. Detrás están presentes otros dos cazadores que van a pie. Las tres escenas se enmarcan en un paisaje natural exterior, con cielo azul con aves, y árboles y vegetación. Isidoro Marín dejó en blanco las lagunas que presentaba la pintura de la bóveda en 1921.
BIBLIOGRAFÍA