Granada en tiempos de los Reyes Católicos
Las causas de la guerra de Granada podríamos definirlas como económicas y geopolíticas. Económicas porque la corona de Castilla estaba endeuda y los reyes nazaríes se negaban a pagar las parias. Por otra parte, los RRCC no estaban bien asentados en el trono y la conquista de Granada se utilizó para encauzar a la nobleza hacia un objetivo común que les reportaría grandes benéficos económicos.
En cuanto a las causas geopolíticas, nos referiremos a la expansión del Imperio Turco que afectaba a los intereses económicos de la corona de Aragón. Fernando necesitaba las tierras del emirato nazarí, como base de apoyo, para conquistar plazas en el norte de África y controlar el Mediterráneo occidental.
Tras 10 años de guerra, con la población de Granada extenuada por la falta de alimentos, los reyes católicos tenían ocupada las vías de acceso a la Vega, se firman las capitulaciones el 25 de noviembre de 1492.
Con las Capitulaciones los granadinos adquirieron el status de mudéjares, (los sometidos), pero a cambio se reconocía el respeto a la libertad personal de los musulmanes, a su estructura social, al ordenamiento jurídico y religioso y a todos los demás aspectos de la cultura islámica; las comunidades mudéjares solo quedan sometidas a un poder político y militar nuevo.
Otras concesiones importantes fueron las diversas amnistías por delitos de guerra, la inviolabilidad de domicilio y el respeto a los musulmanes que antiguamente hubieran sido cristianos, (los Elches).
Se les reconoció la libertad para comerciar, el derecho a no realizar ninguna clase de trabajo sin recibir un salario justo y la continuidad del régimen fiscal. Debemos aclarar que según Juan José Sánchez Carrasco, profesor de la Universidad de Granada, un pechero, nazarí pagaba tres veces más impuestos que un pechero castellano.
Los RRCC reorganizan Granada, dejando al conde de Tendilla como Capitán General de reino y a Hernando de Talavera, hombre de talante moderado, como arzobispo de la ciudad. La administración general quedó en manos de Hernando Zafra y la administración de justicia en las de Andrés Calderón, nombrado corregidor de la ciudad.
Entre 1492-1499, la población granadina no había perdido su identidad cultural, pero la situación social se fue degradando debido a los sentimientos de frustración que existían entre los musulmanes y al recelo que esta población despertaban entre los cristianos.
Las revueltas del Albaicín y de las sierras de Almería entre 1499 y 1500 sirvieron de pretexto a Fernando para suspender las Capitulaciones. El decreto del 12 de febrero de 1502, recoge la obligación de aceptar el bautismo o salir de los territorios hispánicos. Forzados por las circunstancias, la mayoría decidió quedarse y aceptar el bautismo. El citado decreto fue la confirmación de la imposibilidad de llevar a cabo el proyecto de convivencia que pergeñaron los Reyes Católicos, en un primer momento. A partir de ahora, el objetivo de los monarcas se centrará en erradicar el Islam de Granada con todos los recursos a su alcance.
Autora del artículo: Francisca Viedma Moreno.