En femenino ¿dónde vivían las mujeres cristianas en la Alhambra?
Si queremos construir un relato riguroso de los acontecimientos, es imprescindible comprender qué papel tuvieron las mujeres y la importancia de integrarlas en la historia. Las mujeres nazaríes no fueron las únicas que habitaron la Alhambra. Tras la conquista de la ciudad, las mujeres cristianas también dejaron su propia huella en la arquitectura del monumento.
Cuarto Dorado y Patio de Machuca
Entre las reformas cristianas que se llevaron a cabo, destaca la creación de nuevos espacios femeninos. Por ejemplo, el área del Mexuar –que anteriormente había sido una sala de administrar justicia– fue adaptada para otras funciones. Entre ellas, parece ser que se convirtió en un espacio para mujeres.
Según la documentación, el Patio de Machuca se preparó para la reina Germana de Foix mientras que el Cuarto Dorado lo hizo para la emperatriz Isabel de Portugal.
La intención de Carlos V e Isabel de Portugal era alojarse en los palacios nazaríes –conocidos como la ‘‘Casa Real Vieja’’– donde también habían vivido los Reyes Católicos. Sin embargo, pronto surgió la necesidad de crear un palacio real que reflejase el poder de la nueva dinastía.
Palacio de Carlos V
De estilo renacentista, el Palacio de Carlos V es, por una parte, el símbolo del triunfo del nuevo imperio. Pero también simboliza la unión al pasado islámico de Granada, pues se construye integrado en el mismo conjunto nazarí.
En este edificio se mantiene, como en la corte nazarí, la separación entre los espacios femeninos y masculinos. Es importante tener en cuenta que en la corte de Carlos V dominaba la estricta etiqueta de la casa de los Habsburgo, por lo que la división era aún más pronunciada.
Ya en la propia fachada del edificio podemos observar la separación de espacios. Tenemos una fachada principal –con vistas hacia la plaza de los Aljibes– dedicada a Carlos V. La fachada sur, por su parte, mira hacia la Puerta de la Justicia y tiene motivos que podrían haber sido pensados para la emperatriz.
En la fachada del Palacio de Carlos V encontramos un estilo robusto, marcado por el almohadillado y las columnas dóricas. En el mundo grecolatino, estas columnas son propias de los templos de dioses o de las casas de los emperadores. Por otra parte, también encontramos bajos relieves con escenas bélicas –como la batalla de Mülhberg– propias de la política exterior del emperador o las alegorías a la paz.
Además, existen unos medallones en los que aparece Hércules luchando con el león de Nemea y el toro de Creta. Las leyendas grecolatinas cuentan que, cuando Hércules mató al rey mitológico de Tartessos y se convirtió en soberano de España, cedió el reino a un hijo o sobrino llamado Hispan. De alguna manera, se quiso presentar que los reyes españoles descienden de Hércules. Carlos V, especialmente, ha sido muy asociado con este héroe mitológico.
Por su parte, la fachada sur, que podríamos asociar con la emperatriz Isabel, está formada por columnas de orden jónico y corintio, mucho más delicadas. En los tratados clásicos, son consideradas como propias de los templos de diosas.
También existen escenas mitológicas, en este caso, relacionadas con el dios Neptuno. Podemos verlo en un carro marino tirado por tritones o raptando a su esposa Anfitrite. Estas escenas solían aparecer en algunos contextos del renacimiento señalando espacios femeninos.
Posteriormente, Felipe II cambió la separación de estos espacios. En lugar de dos alas –masculina y femenina– ordenó que la planta baja del palacio correspondiese a los hombres y la planta alta a las mujeres. Y es que, como vemos, las relaciones de género no son algo inmutable, sino que van cambiando con el tiempo.
Fuentes de información:
DÍEZ JORGE, Mª Elena. Mujeres y arquitectura: mudéjares y cristianas en la construcción. Granada, Universidad, 2ª edición revisada y corregida, 2016. ISBN: 978-84-338-5964-8.