Datos curiosos (e inéditos) sobre el Corral del Carbón
Su larga cadena de propietarios, el uso que tuvo en cada momento y hasta de dónde provenía el agua que utilizaban sus vecinos son solo algunas de las curiosidades históricas que recoge Javier Ramírez en su artículo dedicado al Corral del Carbón en el número 48 de Cuadernos de la Alhambra. ¿Quieres conocer más cosas inéditas de este monumento? Te las resumimos.
Una larga cadena de propietarios
Gracias a la documentación analizada por Javier Ramírez, podemos saber ahora que el Corral del Carbón tuvo variedad de dueños a lo largo de los años. Tras la reconquista, en 1494 los Reyes Católicos nombraron a Juan de Arana su lugarteniente, cediéndoselo en propiedad en 1500. Después de pasar por distintos miembros de la familia Arana, el inmueble llegó a poder de Magdalena de Padilla, abuela de la condesa consorte de Medellín, para pasar después, a través de comerciantes genoveses, a Sebastián de Prado. Este último fundó un mayorazgo al que estuvo vinculado el Corral del Carbón durante más de 200 años, hasta que a mediados del siglo XIX su titular lo vendió al Conde de Casa Valencia.
Debido a su deterioro, y para evitar su ruina, el propio Leopoldo Torres Balbás adquirió el inmueble por 128.000 pesetas provenientes de la venta de billetes de la Alhambra, con el fin de restaurarlo entre los años 1929 y 1931.
Alhóndiga, alojamiento ¿y corral de comedias?
La documentación publicada en Cuadernos de la Alhambra confirma el uso que tradicionalmente se le atribuye al Corral del Carbón como alhóndiga, aunque a partir del siglo XVIII también fue destinado a alojamiento de vecinos. Eran seguramente “personas con pocos recursos, dada la estrechez de sus aposentos y sus deficientes condiciones de habitabilidad”, asegura Javier Ramírez.
Otro de los usos que popularmente se le ha dado a este espacio es como corral de comedias, aunque este dato no ha podido ser confirmado en la documentación investigada por Javier Ramírez. Sin embargo, sí se revela que la propietaria del edificio nazarí durante el último tercio del siglo XVII, María de Vivero, era también dueña del conocido corral de comedias de Almagro, “lo que pudiera explicar la atribución de este mismo uso teatral al Mesón del Carbón granadino”, afirma el autor.
¿De dónde venía el agua?
El suministro de agua al Corral del Carbón se realizaba desde el río Darro, por obra de Sebastián de Prado, pero no debía de ser muy satisfactorio para sus propietarios, porque en el año 1825 se llevó a cabo una importante obra para conducir el agua desde el río Genil. Una obra “en la que tuvo que intervenir, durante tres días y medio, un maestro, dos oficiales y dos peones, más el trabajo de un cantero por labrar la caja al pilar”, relata Javier Ramírez, que detalla que los trabajos supusieron “un desembolso de 453 reales con 25 maravedíes”.
BIBLIOGRAFÍA
Ramírez, Javier. Algunos datos inéditos sobre el Corral del Carbón y otras antiguas edificaciones granadinas. Cuadernos de la Alhambra Nº 48 (2019). Pg. 129-142.