Cinco cosas que no sabes (o sí) de la Alhambra
Todo el mundo reconoce la silueta de la Alhambra sobre la colina de la Sabika o los doce famosos leones, pero seguro que la ciudad palatina aún puede sorprenderte. Hoy te contamos cinco cosas del monumento que seguramente no sabías (o sí):
- Un estanque de 34 metros. El Patio de Comares, o de los Arrayanes, toma asiento en una planta rectangular de 36 metros de largo por 23 de ancho. En su centro hay un estanque que se extiende a lo largo de 34 metros, dejando un espacio pequeño en los flancos. Su anchura, en cambio, es de solo 7 metros. El suelo es de mármol blanco, al igual que las dos pilas –la del lado norte original- situadas en los extremos del patio.
- La más antigua residencia áulica. El Palacio del Pórtico, en El Partal, es la más antigua residencia áulica que se conserva en la Alhambra. Se cree que fue edificado en tiempos de Muhammad III, entre 1302 y 1309, bajo el primer gobierno de un sultán que tuvo conciencia de asiento y futuro dinástico. Después de la conquista cristiana fue confiado a numerosos dueños hasta que, el 12 de marzo de 1891, su último propietario, el alemán Arthur von Gwinner, lo cedió al Estado.
- La Casa de la Felicidad. El poeta Ibn al-Yayyab llamó al palacio estival del Generalife Dar al-Mamlaka al-Sa’ida la Casa Real de la Felicidad. En el periodo medieval el Generalife tenía al menos cuatro huertas y la residencia del sultán. Era común que los mandatarios nazaríes dispusieran de grandes almunias dispersas por su territorio: se trataba de fincas de carácter rústico, cuya finalidad era básicamente la explotación agrícola y ganadera, en las que siempre había una vivienda, casas solariega o pabellón de descanso. Cuando la finca era muy importante y extensa, disponía además de un cobertizo para los colonos. Este modelo ha derivado en Andalucía en múltiples variantes, como las alquerías, cortijos o caserías.
- Una cúpula con más de 5.000 piezas. La cúpula de la Sala de las Dos Hermanas es una de las obras más insignes del arte andalusí. La sostienen 5.416 piezas que forman un complicado y laberíntico entramado de mocárabes en los que aún quedan restos de pintura original.
- Cangrejos y mazorcas de maíz en el Peinador de la Reina. En el interior del Peinador de la Reina se conserva una síntesis del repertorio pictórico más destacado del Renacimiento español. Son famosos sus frescos, realizados durante el reinado de Carlos V, con representaciones pictóricas de la expedición de la Armada imperial con el desembarco en Túnez en 1535, así como escenas mitológicas como la ‘Caída de Faetón’. Pero también pueden encontrarse otros elementos cuanto menos curiosos en el interior del Peinador de la Reina, actualmente fuera del itinerario de la visita pública por motivos de conservación. Si se mira con detenimiento, pueden verse dibujos de mazorcas de maíz o un cangrejo que sujeta una coquina (de hecho, es una de las primeras representaciones pictóricas de mazorcas de maíz junto al águila bicéfala correspondiente al emblema del emperador).