COMUNICACIÓN Y PRENSA
Desde siempre se ha dicho que la Alhambra mantiene con Leopoldo Torres Balbás (1888-1960), una deuda que difícilmente podrá ser saldada nunca. Soy de esa opinión. Frente a la estéril polémica sobre su condición de arquitecto y no de arqueólogo, de si era más un teórico que profesional de campo, o de si mantuvo criterios contradictorios (intervención en el Palacio de Carlos V), ahí está su Crónica arqueológica de la España musulmana, magistral vademecum, durante décadas insertada en la revista Al-Andalus. ¡Cómo iba ni siquiera a intuir D. Leopoldo métodos como la arqueometría, el dibujo digital 3D,…! y tantos otros, habituales en los trabajos patrimoniales de hoy. Lo cierto es que su paso por la Alhambra, donde fue su arquitecto conservador entre 1923 y 1936, ha dejado probablemente las páginas más hermosas y valiosas que sobre ella se han escrito, hoy indispensables manuales de formación y consulta.
Como ocurre con este libro, facsímil de la edición de Plus Ultra (1949), La Alhambra y el Generalife de Granada que se pone al alcance de todos, gracias a la colaboración del Patronato de la Alhambra y la Editorial Universidad de Granada, con estudio preliminar del Prof. Antonio Malpica, vinculado a ambas instituciones. Nadie como D. Leopoldo ha sabido articular sobre la Alhambra un discurso politécnico y científico, integral e integrador, para adentrarse en ella de una manera total. Probablemente porque es uno de los más genuinos representantes de lo que ya podemos considerar edad de oro de la cultura contemporánea española; una generación surgida como ave fénix de las cenizas del ’98, formada en torno a la Institución Libre de Enseñanza que ejerció como profesional de ese método intuitivo que, en palabras de Giner de los Ríos, significa sustituir la coacción, la obligación y el mecanismo, por el esfuerzo personal y la espontaneidad; que impele a trabajar y estudiar por uno mismo para el desarrollo de una sensibilidad artística por medio del arte y el contacto con la cultura popular, el aprendizaje continuo, que condujo a nuestro país en el primer tercio del siglo XX a la vanguardia de la ciencia y la cultura europea, especialmente en las épocas de gobiernos más progresistas y durante las reformas que se llevaron a cabo en la enseñanza durante la República y de predominio liberal durante la Monarquía.
Al leer a Torres Balbás hay que hacerlo siempre con cautela, intentando interpretar “sus silencios”, sus vacíos entre líneas. En el libro que ahora presentamos hay mucho de esa reflexión intuitiva. Personalmente suelo presentar la Alhambra parafraseando a D. Leopoldo precisamente con un extracto de las páginas 45-48 de este libro, a mi modo de ver, una de las mejores introducciones que se han escrito y que recomiendo paladear con deleitación.
Jesús Bermúdez López
Asesor Técnico de Arqueología del Patronato de la Alhambra y el Generalife