El alto grado de conocimiento alcanzado durante el Reino de Granada dio como resultado, entre otros logros notables, la Alhambra, construcción que se enmarca en la Arquitectura Islámica del Poder.
La unión permanente de Geometría, Caligrafía y Ataurique permite expandir simbólicamente el mensaje de la Revelación.
Mediante símbolos con significado universal, que se muestran formando parte de bellísimos patrones creados mediante la incansable aplicación de la simetría hasta agotar las 17 posibilidades compositivas estructurales posibles en el plano que hoy se interpretan desde la Teoría de Grupos Cristalográficos, se repite a modo de mantra el mensaje de la Unidad entre la multiplicidad que está materializado en los mosaicos periódicos planos que decoran las superficies de los Palacios Nazaríes, único monumento en el Mundo que atesora esta singularidad.
La cuadrícula, cuya unidad es el “codo árabe”, es el soporte de los planos de los palacios de Comares y Leones. Marcando en ella diferentes cuadrados, se originan bellos rectángulos de proporciones pitagóricas y áureas. Pasando al espacio, cubos y esferas forman qubbas que unen el microcosmos con el macrocosmos, lo terrenal y lo divino, elevando las miradas hasta el Paraíso islámico.
Las formas circulares presentes en los encintados de alicatado que recubren, especialmente, los zócalos del Salón del Trono del Palacio de Comares recuerdan el rito de circunvalación del Templo de la Kaaba o la circularidad del alma.
Los jardines alhambreños suministran las flores que son transformadas industrialmente en cosméticos y perfumes que se guardarían en “la alacena de los perfumes”. También muestran una estética basada en número de oro y justifican la del Jardín Feliz, el Palacio de los Leones. La decoración vegetal crea diferentes estratos de jardines imaginales verticales que evocan el Jardín, mientras que las bóvedas de mocárabes, dispuestas en siete niveles hasta llegar al Trono de Dios, reflejan altísimos conocimientos en Astronomía de un pueblo que supo mirar al cielo estrellado mientras alababa al Creador.
La presencia constante de la Luz que, a modo de eco infinito, es inherente a la arquitectura alhambreña en la que el color parece flotar en el aire.
En un ejercicio creativo sin igual, arquitectos, geómetras, ingenieros, tracistas, poetas y artesanos, supieron recrear la belleza del mundo para acercar a él la Belleza de Dios, a quien no se puede asemejar con forma alguna. Así, aquellos andalusíes crearon las formas insólitas que en este libro se muestran y son la base de la Belleza abstracta de la Alhambra de Granada.
Año: 2019
Páginas: 408
Formato: 24x29 cm
PVP: 45 €
ISBN: 978-84-17518-07-3