Un centenar de extras granadinos reviven la historia de Carlos V en la Alhambra y Granada

En un abrir y cerrar de ojos han viajado en el tiempo, del siglo XXI al Renacimiento. Nada más y nada menos que seis siglos atrás… Han cambiado los móviles y los vaqueros por espadas y atuendos lujosos con bordados, con zapatos de puntas y elegantes sombreros. Así es cómo van a pasar a la historia, a la historia televisiva, claro, el centenar de extras granadinos que durante dos días participan en el rodaje de la serie Carlos, Rey Emperador, que emite Televisión Española y produce Diagonal TV.

Desde las 5 de la mañana llevan acicalándose en un céntrico hotel de Granada. Les esperaban una veintena de maquilladores, modistos y estilistas. Había que cuidar hasta el más mínimo detalle, para colocarles el traje, zapatos o botas que mejor les quedasen. Después, viaje en microbús hasta la Puerta de la Justicia. Y allí ensayar una y otra vez. Hasta mediodía. Y vuelta a empezar por la tarde en el centro de Granada.

Algunas, como Carmen Beatriz, que estudia Segundo de Bachillerato en Albolote, han tenido la suerte de conseguir un buen papel más destacado en el rodaje. Es una de las Damas de la Emperatriz Isabel de Portugal (Blanca Suárez). Estos días ha sentido en propia piel lo dura que puede llegar a ser la vida de un actor, las largas sesiones de rodaje, el frío, el calor… “Pero, pese a todo -asegura la joven promesa- ha merecido la pena. Llevo mucho tiempo estudiando interpretación y cuando me dijeron el papel no podía creérmelo. Ha sido increíble”.

Macarena tiene 23 años. Ha terminado Magisterio y está en paro. Lo mismo que Alba, de 30. Su intervención ha sido como tan opuesta como la noche y el día. Júbilo por participar de un “momento histórico” y revivir la boda del Emperador Carlos V e Isabel de Portugal en la Quba del Cuarto Real de Santo Domingo; y tristeza por la muerte de Isabel de Portugal. “Nos ha gustado más ir de damas. Con estos trajes de plañideras no nos podemos mover, parecemos momias”.

La asignación de los papeles de José Miguel (16 años), vestido de ciudadano del pueblo al igual que Iván (17 años), y Javi (17), de noble sevillano, han tenido mucho que ver con su corte de pelo. La responsable del casting, Carmen Vázquez, ha confesado que “la moda de los tupés ha sido un quebradero de cabeza, nos ha costado caracterizar a los personajes. Y a muchos les hemos tenido que poner sombreros para taparlos. ¡Qué se le va a hacer, la moda es la moda!”.

Santiago, metido en la piel de un noble portugués, es fotógrafo en paro. No es la primera vez que participa en un rodaje. Hace unas semanas le “cogieron” para una escena de El Príncipe y no descarta que ahora haya encontrado su “verdadera vocación”,  “Me veo en Hollywood”, ha reconocido entre secuencia y secuencia. 

Quien ha tenido que darse más de “un pellizco para comprobar que no estaba soñando” ha sido Marian Riñones. Es la presidenta de la Asociación El Palenque y vienen desde Laredo (Cantabria). Desde hace quince años se “divierten” acercando a los ciudadanos la cultura del siglo XVI de una manera lúdica, pero sobre todo haciendo la recreación del Desembarco de Carlos V. “Después de leer tanto, de investigar, no nos podíamos creer que estuviésemos viviendo en primera persona este momento histórico. Me parecía que estaba soñando”. Marian tiene garantizado su “minutito de gloria” al ser testigo de  la boda entre el Carlos V e Isabel de Portugal. 

Quién sabe si alguno de los extras que estos días han revivido el paso de Carlos V por la Alhambra y Granada algún día puede dar su “gran salto a la fama”.