El Patronato de la Alhambra y Generalife abre hoy al público como espacio del mes, las Habitaciones de Washington Irving (1783-1859), también conocidas como Habitaciones del Emperador, presentando un conjunto de muebles y objetos que evocan la época del romanticismo en la que vivió el escritor norteamericano. Entre las piezas expuestas se encuentran un pianoforte, un arpa, una cama y un reloj de pared, pertenecientes a la colección del Patronato de la Alhambra y Generalife. Esta actividad forma parte de los Patronato de la Alhambra y Generalife que ha organizado el Organismo Autónomo.
Durante todo el mes de febrero, excepcionalmente de lunes a domingo de 8:30 a 18:00 horas, las personas que accedan al Recinto Monumental tendrán la oportunidad de ver a un espacio cerrado a la visita pública por motivos de conservación y seguridad.
Washington Irving vio cumplido su anhelo de visitar Granada y la Alhambra en 1828, hospedándose en la ciudad durante unos días. Sin embargo, su profunda admiración por la Alhambra le motivó a volver a Granada al año siguiente, alojándose en los Palacios Nazaríes durante casi tres meses, del 4 de mayo al 29 de julio de 1829.
Al principio, se instaló en las estancias situadas en la planta superior del Palacio de Comares, cedidas por el coronel don Francisco de La Serna, en aquellos momentos Gobernador de la Alhambra. Posteriormente, se trasladó a estas habitaciones renacentistas, denominadas Habitaciones del Emperador en referencia al monarca Carlos V, quien impulsó su construcción en 1528.
La privilegiada experiencia de residir en la Alhambra y convivir con sus habitantes, los “hijos de la Alhambra”, avivó su imaginación y le permitió acceder a las tradiciones orales que usó para escribir la obra que mejor expresa su alma romántica, Cuentos de la Alhambra. Entre estos muros trabajó en sus textos sobre Cristóbal Colón y comenzó a esbozar sus cuentos, que se editaron por primera vez en 1832 en Londres y Philadelphia, y en 1833 en Valencia.
No es la primera vez que la Alhambra recuerda a Washington Irving. En 1914, el primer Patronato de la Alhambra colocó una placa recordando al escritor sobre la puerta de entrada de los aposentos que ocupó, conocidos como Salas de las Frutas por sus techos decorados en 1537 por Julio Aquiles y Alejandro Mayner.
En 1929, el arquitecto conservador de la Alhambra Leopoldo Torres Balbás (1923-1936), decidió conmemorar el centenario de la estancia del escritor norteamericano en estas habitaciones realizando obras de acondicionamiento e incorporando un conjunto de objetos, muebles y grabados románticos que evocaban la época de Irving.
En 1959, coincidiendo con el centenario de su muerte, se adquirió más mobiliario historicista de estilo fernandino e isabelino. Algunas de las piezas expuestas entonces, como El castillo de Gaucín (1849), de G. Pérez Villaamil, se pueden contemplar actualmente en la exposición Washington Irving y la Alhambra. 150 aniversario, en la Capilla y Cripta del Palacio de Carlos V.