El Patronato de la Alhambra y Generalife ha iniciado los trabajos de restauración de la cubierta de la Sala de la Barca, en el ámbito de la Torre de Levante, así como la fachada norte, la galería de acceso y el suelo de la propia torre. La intervención, que se enmarca dentro de la programación anual de actuaciones del Patronato, tiene un coste de 48.314,76 euros y un plazo de ejecución de dos meses.
La propuesta tiene por objeto solucionar los problemas puntuales de estanqueidad detectados en algunos elementos constructivos ubicados en el lado este del cuerpo superior de la Sala de la Barca. La reparación y mantenimiento de estos elementos se realizará aplicando criterios de intervención respetuosos con el valor patrimonial del inmueble.
Así, entre otras actuaciones, se repararán los elementos afectados del forjado, tanto la tablazón como el durmiente, y se impermeabilizará nuevamente la parte de cubierta afectada mediante la sustitución de las planchas existentes de plomo por otras nuevas. La intervención también contempla, además de la reparación de la balconada de acceso a la torre, la sustitución de la bajante afectada y la solería del suelo.
Antesala del espacio más importante del Palacio de Comares, su denominación puede derivar de la forma de su bóveda semicilíndrica, semejante al casco de un barco invertido, o tal vez de la palabra árabe al-baraka (la bendición), repetida insistentemente en las yeserías de sus muros.
A finales del siglo XVI fue necesario repintar el techo, por lo que también se la conocía hasta épocas recientes como Sala Dorada. La forma y dimensiones del techo lo convierten en un ejemplar extraño y único. El original quedó casi totalmente destruido a consecuencia de un incendio el 15 de septiembre de 1890, finalizando su restauración en junio de 1965, a partir de dibujos, fotografías y piezas salvadas.
La armadura, de lazo ataujerado, es de madera de pino. Sus extremos son de cuarto de esfera con decoración de lazo de 12. El eje central conjuga ruedas de 12 y sinos o estrellas de 8, combinándolas sucesivamente.
Un zócalo de diferentes alicatados reviste toda la sala, incluidas las alcobas que se abren a los extremos mediante grandes arcos semicirculares. Las alacenas fueron ampliadas en el siglo XVII para abrir sendas ventanas con rejas al patio, como puede verse en los grabados del siglo XIX y en fotografías antiguas.