El Patronato de la Alhambra aprovecha los encantos escondidos del monumento para alimentar el interés patrimonial, pero también el estómago, como hace con el aceite de sus olivos centenarios, una producción ecológica certificada, o la ‘repostectura’, arte convertido en galletas.
Miles de turistas llegan cada año con hambre monumental para recorrer y disfrutar los jardines alhambreños y los palacios nazarís y acercarse a los secretos del monumento enclavado en la cima de Granada.
Y como no sólo de arte vive el hombre, el Patronato de la Alhambra ha convertido parte de su riqueza patrimonial en un manjar a la mano de cualquier visitante, que podrá llevarse a casa una porción de la esencia alhambreña.
Una de las últimas apuestas del monumento convierte la arquitectura en un arte culinario gracias a la ‘repostectura’, una mezcla de diseños artísticos con recetas árabes que se traduce en galletas con las que poner un dulce broche final al paseo por el recinto granadino.
La directora del Patronato de la Alhambra, María del Mar Villafranca, ha detallado a Efe que la idea surgió de una arquitecta que, con otros diseños, elaboraba dulces con motivos sacados de su profesión.
“Tras un proceso largo, se han convertido en unas galletas deliciosas que cumplen la doble función de los productos de las tiendas de la Alhambra, ofrecer una alta calidad y difundir la esencia del monumento”, ha apuntado Villafranca.
La línea repostera recrea las obras artísticas del monumento nazarí con una selección inicial de seis yeserías y alicatados y convierte motivos arquitectónicos, revestimientos y solerías de los patios en dulces.
Este bocado monumental sirve además para difundir algunos de los detalles que decoran la Alhambra, que se hornean gracias a recetas inspiradas en la cocina árabe y basadas en almendras, miel y especias para despertar sensaciones moriscas.
A esta dulce apuesta se sumarán en el futuro otros productos dulces como la tarta Torre de la Vela o la de Los Siete Suelos, aunque de momento la repostería solo recoge las inscripciones de las yeserías del monumento y las imágenes más clásicas, como la pajarita que adorna los azulejos más conocidos de la Alhambra.
Se venden en los establecimientos del Patronato de manera individual o en cajas que recogen todos los diseños y “aunque son preciosas, merece la pena probarlas porque además están exquisitas”, ha detallado la directora de la Alhambra.
Y como sobre gustos no hay nada escrito, el Patronato también ofrece la posibilidad de comerse la esencia nazarí convertida en oro líquido gracias a las más de 2.600 botellas de aceite con certificación ecológica producido con sus olivos centenarios.
El Patronato han envasado cerca de 12.000 litros repartidos en 1.776 botellas de un cuarto de litro, otras 888 de medio litro y el envase de miniatura ‘Oro líquido de la Alhambra’ de 50 mililitros.
El que salga de su visita turística con el apetito saciado y con intereses que vayan más allá de los culinarios, también puede llevarse a casa un trocito de la Alhambra convertido en ambientadores o velas con esencia de Arrayán, floral o aromática para rememorar la fragancia del paseo alhambreño.