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DEL PATRONATO DE LA ALHAMBRA Y GENERALIFE

18 agosto 2019

Los jarrones tipo Alhambra: historia y vicisitudes

Con el nombre de jarrón tipo Alhambra se conoce un tipo de pieza de lujo propia de la etapa nazarí, unos  jarrones monumentales pensados para decorar ambientes áulicos y que constituyen unas de las piezas más espectaculares de las producidas por los artesanos nazaríes. Para su fabricación hacían falta  tres cochuras: la del jarrón bizcochado, la del vidriado  y la del dorado, lo que implicaba una gran dificultad técnica y maestría de los alfareros que lo llevaron a cabo, sobre todo teniendo en cuenta el gran tamaño que debía tener el jarrón y la complejidad de tornear y vidriar una pieza de semejantes  características. El valor otorgado a estas grandes piezas se extendió más allá de la etapa nazarí. En el siglo XVI  ya eran piezas conocidas; en el siglo XVIII se empieza a conformar la historia de estos jarrones entre la realidad y la leyenda; y en el siglo XIX eran objetos de interés y coleccionismo. Hoy estos grandes jarrones están en sitios muy dispares, en distintos museos e instituciones por diversas partes del mundo. ¿Pero cómo unos jarrones creados en el Reino de Granada han llegado a sitios tan diferentes? Os contamos la historia y vicisitudes de estas piezas singulares.

Jarrón del Instituto de Valencia de Don Juan, Madrid. Jarrón de cerámica dorada sobre vidriado estannífero datado en el último tercio del siglo XIII. Tiene una altura de 113 cm. El cuerpo del jarrón tiene un repertorio decorativo organizado en bandas horizontales en el que destaca la gran franja central. En ésta aparece la palabra al-mulk repetida ocho veces en grande, y, en más pequeño, la inscripción li-l-lāh, lo que se ha traducido en con conjunto como el poder pertenece a Dios. Las otras franjas de menores dimensiones combinan decoración vegetal, de sebka y epigráfica. Las asas están prácticamente perdidas, pero en el arranque se observa que por un lado tendría decoración de ataurique estilizado y por el otro de lacería con decoración vegetal. Las primeras referencias que se tienen de esta pieza la sitúan en Sicilia, localidad a la que debió llegar junto al Jarrón de Palermo. Aunque se desconoce la época en la que esto se produjo, se especula con la posibilidad de que fuese en el siglo XV, momento en el que existía un importante comercio de cerámica que llegaba desde España hasta Sicilia. Las primeras referencias documentales datan del siglo XIX y  sitúan esta pieza, junto al Jarrón de Palermo, en la Iglesia de la Madonna del Paradiso de Mazzara en Sicilia. La historiografía local afirma que este jarrón estaba en la sacristía de la iglesia tras haber sido donado por el perfumista Andrea Perrone (Evelina de Castro. 2006). El pintor Mariano Fortuny, gran apasionado del coleccionismo de piezas hispanomusulmanas y que ya tenía varios de estos jarrones en su poder, se interesó por estas piezas e incluso mostró interés por ir a verlas. En la correspondencia intercambiada con  su amigo el barón Charles Davillier, en 1893, Fortuny expresa su deseo de trasladarse hasta Sicilia para conocer estos jarrones. La pieza al parecer estuvo ubicada en diferentes lugares de Mazara durante el siglo XIX, hasta que entró en el mercado de antigüedades. No sé conoce bien cuáles fueron los pasos exactos que siguió este jarrón, lo que sí se sabe es que fue localizada por Manuel Gómez-Moreno en este mercado de antigüedades y que intercedió para que entrara a formar parte de la colección del Instituto Valencia de Don Juan. La institución tuvo que pagar una suma en metálico y desprenderse de su colección de abanicos para poder adquirir la pieza (Balbina Martínez Caviró. 2006)

Jarrón  de Palermo. Jarrón de cerámica de reflejo dorado de finales del siglo XIII y principios del siglo XIV. Tiene una altura de 128 cm. El repertorio ornamental de la pieza consiste en temas vegetales, geométricos y epigráficos dispuestos en bandas horizontales. Destaca la gran franja central con caracteres epigráficos en cúfico donde se repite la palabra al-mulk (el poder). Destaca en la pieza la decoración vegetal de las asas y la minuciosidad de los motivos decorativos geométricos del cuello, organizados en horizontal, y del gollete, de desarrollo vertical. PaAlhambra

 Imagen: Asssessonato de Beni Culturali

Al igual que el Jarrón del Instituto Valencia de Don Juan, esta pieza sea encontraba en Sicilia. Es posible que estos jarrones llegaran a la ciudad en época de Giovanni Burgio, obispo de Mazara entre 1458 y 1467, pues  Michele Amari, en Historia de los musulmanes de Sicilia, cita haber visto en el siglo XIX esta pieza en el palacio Baglio della Gazzera, propiedad de los Burgio, herederos del obispo (Evelina de Castro. 2006). La primera información documentada sobre estos jarrones es del siglo XIX, cuando cobran importancia debido al creciente interés por el mundo oriental. El jarrón entró a formar parte del Museo Real, ocupando un lugar destacado en la llamada Sala Árabe, como se ve en esta imagen datada a comienzos del siglo XX. Este espacio árabe fue ideado por el arqueólogo siciliano Antonino Salinas en la década de 1870 cuando era director de esta institución. La sala se desmanteló tras la muerta de Salinas en 1914. En los años 50 del pasado siglo, el jarrón fue trasladado a la nueva sede de la Galería Regional en el Palacio Abatellis de Palermo.

El Jarrón Fortuny- Simonetti. Jarrón de 121 cm de altura, vidriado en blanco y dorado y datado en la primera mitad del siglo XIV. Aunque presenta numerosas lagunas en la cubierta vítrea y ha perdido prácticamente toda la decoración del cuerpo, los restos conservados nos permiten hacernos una idea de la riqueza ornamental que tendría esta pieza. En el gollete presenta ocho franjas verticales en las que se intercala inscripciones en cúfico con la grafía yumn (felicidad), ornamentación vegetal de ataurique y motivos geométricos que forman una red de rombos similar a la sebka. En las asas quedan restos de ápices epigráficos, lacerías y atauriques.   JARRON FORTUNY-1864

Imagen: Museo de la Alhambra.

Su historia está íntimamente ligada a la del pintor Mariano Fortuny. El artista tenía gran interés por el coleccionismo de obras de arte, pero su estancia en Granada entre julio de 1870 y septiembre de 1872 hizo que esta pasión se consolidará debido a su interés por las piezas de arte hispanomusulmán. Se dice que el artista recorría las calles del Albaicín buscando piezas para su colección y acudía a los lugares en los que tenía noticias de que se encontraban piezas. Esta jarrón parece que estuvo decorando la casa de Fortuny en el Realejo y cuando abandona Granada, le acompaña en sus viaje a Roma, ciudad en la que el artista fallece en 1874 con 36 años de edad. Al fallecer sin testamento, se hizo un inventario de todos sus bienes, llegando su colección a las 742 piezas. Entre ellas se encontraban dos jarrones tipo Alhambra, siendo éste uno de ellos. El artista diseñó para esta pieza el soporte trípode con cabezas de león, inspirándose en la iconografía del arte nazarí. Aunque según el artista y discípulo de Fortuny, Attilio Simonetti, el interés del pintor era llegar a conformar un museo, tras su muerte su viuda, Cecilia de Madrazo, decide vender todos los objetos artísticos pertenecientes a su marido. Algunos de los bienes se vendieron en Roma y otros fueron llevados a París para su subastare entre ellos este jarrón. Allí fue adquirido por el propio Simonetti, que tuvo hasta su muerte. El Estado Español compró el Jarrón a los herederos de Simonetti en 1934 depositándolos en el Museo de la Alhambra, donde actualmente se puede contemplar, y posibilitando así que la pieza volviera a Granada.

Jarrón de la Cartuja de Jerez, en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Jarrón de cerámica de reflejos dorados datado en el segundo cuarto del siglo XIV. Tiene un gran cuerpo ovoide con base estrecha y una altura de 126 cm. Se encuentra prácticamente completo y solo ha perdido unos fragmentos de asa. El jarrón mantiene en el cuerpo la tipología habitual de decoración en registros horizontales. En concreto presenta: franja con con arquillos superpuestos en tres series encerrando un fruto a modo de piña; franja con decoración de ataurique estilizado; franja con una inscripción cúfica,  en la que se repite la palabra alafia (salud), con letras blancas sobre dorado; a continuación una nueva franja con ataurique que da paso a una última banda superior en la que de nuevo se ornamenta con decoración epigráfica en cúfico. En el cuello se mantiene la decoración horizontal en bandas, y en el gollete se representa motivos comunes a este tipo de jarrones divididos en ocho franjas decorativas separadas entre sí por nervios que ascienden hasta el borde, en las que se conjuga distintos motivos vegetales. Destacan las asas de la pieza, com motivo de  jamsa o mano de Fátima, una mano abierta como símbolo profiláctico. MANF1930_67_P

Imagen: Museo Arqueológico Nacional.

El Jarrón fue encontrado entre el relleno del trasdós de las bóvedas del Monasterio de Santa María de la Defensión de Jerez de la Frontera en la cartuja jerezana, cuando se practicaban unas obras de consolidación en febrero de 1927. La ubicación de este monasterio se decidió en 1475, en el lugar en que en 1368 tuvo lugar la Batalla del Salado, que, según la leyenda, fue ganada por el ejército cristiano gracias a una aparición de la Virgen, lo que motivó que se levantara el templo en este lugar bajo la advocación de Santa María. El uso de materiales cerámicos en los rellenos de las bóvedas era una forma de aligerar el peso en las construcciones, lo que sorprende en este caso es que, además de los fragmentos habituales, se empleara también un jarrón completo de estas características. Al ser este monasterio Monumento Nacional desde el siglo XIX, el jarrón fue ingresado en el Museo Arqueológico Nacional en 1930.

Jarrón de Hornos, en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. El Jarrón de Hornos es una pieza con reflejo metálico y azul, parecido vidriado al del Jarrón de las Gacelas con el que también comparte similar altura (134 cm) y proporciones. Está fechado en el tercer cuarto del siglo XIV. Destaca en esta pieza la distribución de la decoración de su cuerpo, en franjas verticales en lugar de las horizontales que observamos en los otros jarrones. Cada franja se separa con una gruesa línea en azul cobalto, con motivos geométricos y de ataurique en su interior. En el arranque del cuello se desarrolla una una inscripción en caracteres cúficos, en esta caso de desarrollo horizontal, en la que se puede leer: Toda fuente brota pareciendo la más perfecta corriente/ y acrece benignidad abundante y excelentes dichas./ Y afirma el recuerdo de la felicidad y de la pobreza / que desvaneció mañana y tarde la fortuna del tiempo. (Transcripción de Eduardo de Saavedra). En las asas presenta a un lado decoración de atuarique en azul y dorado sobre blanco, y al otro un motivo de sebka.

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Imagen: Museo Arqueológico Nacional.

Este jarrón fue hallado en el siglo XIX, en una fecha que no se conoce con exactitud, a unos dos kilómetros de la localidad Hornos, en la sierra de Segura, en un terreno conocido como la Camarilla. Lo encontró el labriego José Mañas al arar un campo. Al parecer la pieza se encontraba completa, pero el choque del arado hizo que perdiera parte del asa que hoy le falta. Ante semejante descubrimiento, el jarrón  fue trasladada a la Iglesia de Nuestra Señora de Hornos, donde se empotró en el suelo y se le colocó un plato sobre el gollete para poder ser usado como pila de bendiciones. La pieza debió cumplir esta función durante varios años, hasta que un relojero de Yecla, Vicente Juan y Amal, lo adquirió ofreciendo al párroco de la iglesia por 30 duros y una nueva pila de piedra que realizara la función otorgada al jarrón. Posteriormente sería adquirido por el Museo Arqueológico Nacional, donde ingresó el 11 de julio de 1875.

El Jarrón de Antequera. Jarrón datado en los siglos XIV-XV que ha perdido el gollete y las asas. Mide 80 cm y se considera que originalmente tendría una proporciones similares al Jarrón Fortuny-Simonetti. Recibe el nombre de Jarrón de Antequera porque  ficha catalográfica del jarrón le asigna Antaquira como lugar de fabricación, aunque en realidad se desconoce el sitio exacto de su fabricación. La pieza tiene grietas y fallos de alfar, lo que habría dificultado que entrara en los circuitos comerciales y llegara desde Antequera a Granada. El Jarrón de Antequera está realizado en cerámica con vidriado en blanco y decoración  en dorado. El programa decorativo, que se desarrolla entre los gallones verticales, se encuentra casi desaparecido, aunque parecer ser ocuparía todo el cuerpo de la pieza y las asas. En los restos de decoración que quedan en la parte baja de la pieza, en la zona cercana a la base, aparecen unos motivos formados por trazos horizontales en zigzag en una de las intersecciones entre gallón y gallón, y ataurique vegetal en la zona aledaña. Este jarrón fue reutilizado como contenedor de aceite, a modo de tinaja de almacenamiento, probablemente debido a que su ornamentación no resultaba tan espectacular como la de algunos de los otros jarrones de la Alhambra conservados. Sin embargo, y a diferencia de las tinajas que se encuentran debidamente impermeabilizadas por dentro, la pieza no tiene una cubierta vítrea al interior que aislara la cerámica del líquido almacenado. Esto provocó que el aceite que contuvo penetrara en los poros del material y hace que aún hoy, varios siglos después, el jarrón siga oliendo a almazara. Esta pieza formaba ya parte de Catálogo del Museo de Antigüedades realizado por Manuel Gómez-Moreno González en 1875. Y, por tanto, fue una de los primeros objetos del Museo Arqueológico de Granada, cuya primitiva colección se conformó con una donación de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Granada. El jarrón aparece ya por tanto en el primer inventario del museo fechado el 3 de enero de 1880. La pieza estuvo expuesta en el primer montaje museográfico del Museo Arqueológico en la Casa del Castril, en 1921. En 1962, por  Decreto 3390/1962 de 13 de diciembre (BOE del 29), se crea el Museo Nacional de Arte Hispanomusulmán, constituido por los fondos que hasta aquel entonces tenían el  Museo de la Alhambra y las piezas hispanomusulmanas del Museo Arqueológico Provincial de Granada. Muchas de estas piezas quedaron entonces en depósito en el Museo Arqueológico provincial, siendo el caso de este Jarrón de Antequera. Actualmente se puede contemplar en la sala VII del Museo de la Alhambra, junto al Jarrón Fortuny-Simonetti.

Jarrón de la Nationalmuseum de Estocolmo. Jarrón con vidriado de reflejos metálicos en blanco y dorado de la segunda mitad del siglo XIV. Tiene una altura de 155 cm. La pieza tiene una espectacular decoración en vidriado monocromo dorado distribuida en bandas horizontales de distintos grosores. En ellas se combina decoración vegetal estilizada, cintas entrelazadas formando nudos y ornamentación epigráfica en seudocúfico. Hay que remarcar el detalle y minuciosidad de la tupida decoración, que se evidencia perfectamente en los pequeños motivos del gollete y del asa conservada. 90ff448bfd34b03efb9be726a0d4dc8881945bb864e8bcbb4e5e4d7c89d1

Imagen: Nationalmuseum Estocolmo  

Las primeras referencias que se tienen de este jarrón lo sitúan en Chipre en el siglo XVI. La pieza se encontraba en la una iglesia de Famagusta y se creía que era una de las jarras de agua que Cristo transformó en vino en las bodas de Caná, por lo que se veneraba como una reliquia.  Tras la conquista de Chipre en 1571, el Jarrón fue llevado a Estambul donde fue comprado por el embajador imperial Joachim von Sinzendorff y viajó hasta Praga. A continuación entraría a formar parte de la colección de arte del emperador Rodolfo II. Tras el saqueo de Praga de 1648 la pieza se consideró parte del botín de guerra, por lo que volvió a viajar, en esta caso hasta Suecia, donde entró a formar parte de las colecciones reales. En el siglo XVIII se colocó en la biblioteca de la reina Lovisa Ulrika en el palacio real de Drottningholm y en 1794 fue exhibido públicamente en la colección del Museo Real de Estocolmo. En el siglo XIX el jarrón forma parte de la colección del rey Carlos XV y tras su fallecimiento, en 1872, fue donado  al Nationalmuseum de Estocolmo, lugar en el que hoy se puede contemplar como una de las más importantes obras de arte islámico que se encuentran en Suecia. La pieza tiene una serie de añadidos como consecuencia de las diferentes vicisitudes históricas por las que ha pasado esta pieza. El dragón que bronce colocado en la parte alta se ha atribuido tradicionalmente al arquitecto Carl Harleman. La decoración decorada del gollete se cree que se añadió en el siglo XVII y el soporte en bronce de la parte inferior y la base de granito en el siglo XVIII. La guirnalda de flores del cuello sería de época posterior (Merit Laine. 2006)

Jarrón Fortuny del Museo del Hermitage, en San Petesburgo. Es, junto al Jarrón de Palermo, las dos únicos representantes de esta tipología que han llegado a nuestros días completos. Está vidriado en blanco y dorado, y fechado en la segunda mitad del siglo XIV. Tiene una altura de 117 cm. La decoración presenta diferentes motivos: vegetales, epigráfico, figurativos y geométricos. Los colores varían siempre entre el blanco de fondo y el dorado.  En el cuerpo se organiza en registros horizontales en las que alterna un estilizado ataurique con ornamentación epigrafía, organizada en una franja o en el interior de medallones circulares donde se lee la palabra placer. El gollete de la pieza está dividida en ocho franjas decorativas separadas entre sí por nervios que ascienden hasta el borde, en las que se conjuga distintos motivos decorativos que recuerdan a los del Jarrón Fortuny-Simonetti. Destaca de esta pieza las asas laterales, con el motivo profiláctico de jamsa, una mano abierta con los cinco dedos extendidos como símbolo de protección. Esta mano también se puede ver en el Jarrón de Jerez. WOA_IMAGE_1

Imagen: Museo Hermitage.

Esta pieza fue comprada en una iglesia de Salar (Granada) por el pintor Mariano Fortuny en 1891, que tenía una gran pasión por el coleccionismo, en particular de objetos y piezas hispanomusulmanas, lo que le llevó a adquirir tres jarrones tipo Alhambra. El Jarrón del Hermitage aparece representado en los dibujos y bocetos del artista, como se puede ver en algunos de sus apuntes conservados en el MNAC, como este dibujo a la tinta o  este otro en el que se puede ver el soporte que él mismo diseñó para estas piezas y que tanto este jarrón como el  Jarrón Fortuny-Simonetti aún conservan para ser sustentados. Tras la muerte del artista su colección fue subastada en París. En la Testamentaría e inventario de bienes de Mariano Fortuny, aparece esta pieza en el número 470 y se describe como: Gran vaso árabe, granadino, barnizado con fondo blanco, arabescos y caligrafía cúfica de color amarillo con reflejos metálicos de varios colores. Tiene forma de ánfora, su altura es de un metro y doce centímetros, el pie modelado por el señor Fortuny se compone de cuatro patas de león, valuado cinco mil francos. La leyenda alcanzada por este objeto que hizo que decepcionara al ser contemplado en directo, pues en el Journal. Memoires de la vie littéraire los hermanos Jules y Edmond de Goncour escribieron a fecha de 24 de abril del 1875:

Le fameaux vase “alambresque”, je l’avoue à ma honte, me fait l’effet d’un vase en cartón peint, pour un drame litteraire et assyrien de l’Odeon!

Pero parece que tal opinión no influyó en la venta ni el precio alcanzado, el jarrón Fortuny fue comprado por el  A.I. Bazilevsky por 30.000 francos. La pieza estuvo en su colección hasta que en el año 1885 fue recibido en el  Museo Hermitage de San Petersburgo, donde hoy se puede contemplar.  

El gollete Hirsch. Fragmento de jarrón tipo Alhambra en vidriado blanco y dorado. Está fechado en el siglo XIV. No se conoce cómo y cuándo se separó del cuerpo, pero teniendo en cuenta que este tipo de jarrones se hacían por partes es probable que la rotura o separación se produjera por la zona de unión original de fábrica entre el cuello y el cuerpo de la pieza. La pieza  aparece dividida en ocho franjas decorativas separadas entre sí por nervios que ascienden hasta el borde y se enroscan a modo de volutas vegetales. Las franjas están decoradas con decoración de sebka, decoración vegetal de palmas e inscripciones epigráficas que no se pueden apreciar con exactitud debido al estado del vidriado.

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Imagen: Museo de la Alhambra. 

Se sabe que este gollete estuvo en Sicilia de donde pasó a Ginebra para formar parte de la colección coleccionista suizo-alemán Jacob Hirsch, del que toma su nombre. Hirsch se dedicó al coleccionismo y a la venta de antigüedades, principalmente trabajó  con numismática, pero también formaron parte de su catálogo obras griegas y romanas y destacadas piezas de época medieval y renacentista, entre ellas el gollete de jarrón tipo Alhambra que nos ocupa.

Tras la Segunda Guerra Mundial este anticuario emigró a Nueva York, donde colaboró con el Museo Metropolitano y otros destacados museos, y hasta allí fue también el gollete de jarrón donde fue vendido. En 1975 el fragmento de jarrón estaba en Londres, ciudad en la que lo adquiere un anticuario madrileño. Tras pasar en Madrid de un anticuario a otro, el Estado español compró la pieza, siendo depositada en el Museo de la Alhambra donde actualmente se puede ver.

El Jarrón de las Gacelas. El Jarrón de las Gacelas es la obra cumbre de la cerámica medieval. Se trata de una pieza de 134 cm de altura (y solo 14 cm de base) vidriado en blanco, azul y dorado. Está datado en la segunda mitad del siglo XIV. Decorativamente tiene un repertorio completo y variado de motivos: vegetales, epigráficos, geométricos y zoomórficos. El borde de las asas es recorrido por una cenefa epigráfica que reza la felicidad y prosperidad, estas mismas palabras se pueden encontrar en otros puntos del jarrón: la franja epigráfica que atraviesa horizontalmente el cuerpo y la zona triangular de la parte baja del cuerpo. Destaca en la pieza el centro de la composición, con dos figuras de gacelas enfrentadas, en blanco y dorado en una de los frentes y en azul en el otro. Es significativa además la gran belleza del ataurique que reproduce elementos vegetales por toda la pieza.   JARRON DE LAS GACELAS -1804

Imagen: Museo de la Alhambra.

Este jarrón ha estado ligado a la historia de la Alhambra . De hecho es el único de todos los jarrones que ha permanecido en el lugar en el que fue creado ya que nunca ha salido de la Alhambra. Se desconoce el lugar exacto para el que se creó, aunque debió ser usado como elemento decorativo en el interior de una qubba. Las primeras referencias documentales que se tienen del la pieza datan de mediados del siglo XVII, pues entonces decoraba el jardín de los Adarves en la Alhambra, según indica Francisco Bertaut de Rouen en su diario. Junto al jarrón de las Gacelas estaba otro jarrón con escudos nazaríes, pero que hoy ha desaparecido, aunque ambos fueron dibujados por Diego Sánchez de Sarabia en 1762 por encargo de la Real Academia de San Fernando. En 1767 se trasladaron ambas piezas a una estancia del Patio de Comares, según cita Manuel Gómez-Moreno. En un informe del Archivo de la Alhambra fechado en 1792 se dice que en el salón de Comares había dos grandes jarras, pero una de ellas  habría quedado destruida al subirse un muchacho en ella y tirarla al suelo.  Este hecho sirvió para que el Jarrón de las Gacelas se guardara bajo llave, dificultando así las posibilidades de verlo, tal y como se quejaban algunos de los viajeros de la época como Richard Ford y Teófilo Gautier. Teófilo Gautier denuncia el estado en el que estaba el jarrón de las Gacelas, en unas palabras que recoge Davillier, diciendo: El lugar donde está abandonado en medio de restos de toda clase, es preciso decirlo para vergüenza de los granadinos, el magnífico vaso de la Alhambra, de casi cuatro pies de alto, todo cubierto de adornos e inscripciones, que sólo él sería la gloria de un museo y que la incuria española deja degradarse en un rincón innoble. Desde 1872 los fondos para formar un museo arábigo se reúnen en el Palacio de los Leones, entre ellos el jarrón que se situó en primer lugar en la Sala de los Reyes y posteriormente en la Sala de Dos Hermanas. Existen en el Archivo de la Alhambra diversas imágenes históricas (fotografías, grabados, tarjetas postales) en las que se ve el Jarrón de las Gacelas en esta ubicación. Un ejemplo de ella es esta postal editada por Enrique Linares entre 1904-1910

Desde los años 40 del siglo pasado, y antes de llegar a su ubicación actual en el Palacio de Carlos V, el Museo de la Alhambra estuvo situado  en la zona de los palacios nazaríes. Y en tal ubicación también se situó el Jarrón de las Gacelas. La historia de esta pieza ha estado ligada la historia de la Alhambra en general, y del Museo de la Alhambra en particular, siendo hoy una de sus piezas más emblemáticas. Se puede contemplar en la sala V del museo.

Gollete de la Hispanic Society of America. Fragmento de jarrón tipo Alhambra en blanco, azul y dorado del que solo se conserva el gollete. Está datado a finales del siglo XIV y principios del siglo XV. La pieza sigue la disposición habitual que se está viendo presentan todos los jarrones tipo Alhambra: un gollete con ocho franjas verticales en las que se intercalan diferentes motivos decorativos, en este caso ataurique vegetal, motivos geométricos y escritura cúfica con la inscripción al-afiya (buena salud). Aunque solo queda esta parte de la pieza, Van de Put y Manuel Casamar identifican este fragmento como perteneciente al jarrón con escudos de la Banda que en el siglo XVII  Bertaut, Echevarría y Conde mencionan que se encontraba en el jardín de los Adarves en la Alhambra, junto al jarrón de las Gacelas. Ambas piezas fueron dibujadas por Diego Sánchez de Sarabia en 1762 por encargo de la Real Academia de San Fernando. En la imagen se pueden ver las similitudes entre el gollete del jarrón dibujado por Sarabia y el que hoy se encuentra en la Hispanic Society of America. El dibujo nos permite además hacernos una idea de cuál sería el estado ideal del jarrón al encontrarse completo.

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Imagen: Jarrón nazarí de los Escudos. Diego Sánchez Sarabia. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 

A finales del siglo XVIII los dos jarrones se hallaban en el Palacio de Comares, entonces se produce un incidente. El día 2 de enero de 1792 un muchacho, al tratar de subirse al jarrón, lo tira al suelo destruyéndolo. Según se recoge en un documento del Archivo de la Alhambra en el que se cita tal hecho, la pieza se rompió de tal forma que no tenía composición. A lo largo del siglo XIX distintas personas que visitaron la Alhambra aseguraron haber vistos los trozos de este jarrón. Pero conocer exactamente cómo salió el gollete de Granada sigue siendo hoy un misterio. Según el viajero Richard Ford, Ignacio de Montilla, gobernador de la Alhambra a principios del siglo XIX, utilizó los fragmentos como tiestos, hasta que una señora francesa se los llevó. No sé sabe cómo, el gollete acabó en poder  José Xifré, según la versión de Manuel Gómez Moreno que cita Manuel Casamar (2006). Xifré se lo vendió al coleccionista e hispanista estadounidense Archer Milton Huntington. Huntington atesoró una amplia colección de pinturas, esculturas y objetos artísticos españoles de cerámica y orfebrería. El 18 de mayo de 1904,  fundó la Hispanic Society of America a la que legó sus colecciones, entre las que se encontraba este gollete de jarrón. Hoy la pieza sigue formando parte de la colección de Arte Hispanomusulmán de la Hispanic Society.

Jarrón de Freer Gallery of Art. Cuerpo de jarrón vidriado en blanco, azul y dorado. La pieza ha perdido la parte superior, el arranque del cuello y el gollete, la decoración en dorado. Está datado en el siglo xv. Destaca en la pieza el gran sino central con decoración geométrica en su interior, el ataurique y las dos figuras  gacelas enfrentadas en la parte superior del cuerpo, nos evocan al Jarrón de las Gacelas. Uno de los elementos más destacados de esta jarrón en la gran banda central epigráfica, pues a diferencia de los otros jarrones cuyas inscripciones son bendiciones y palabras de poder, en este caso es una inscripción en la el propio jarrón habla de si mismo en primera persona, al igual que se puede ver en otras piezas nazaríes como la fuente de Lindaraja. El texto dice: Oh, tú, espectador que estás adornado con el esplendor de la morada / Mira mi forma hoy y contempla: verás mi excelencia / Porque parece que estoy hecho de plata y mi ropa es de flores / Mi felicidad está en las manos de quien sea mi dueño, debajo del dosel (Transcripción: A.R. Nykl) The Alhambra Vase Vase

 Imagen: Vase, Freer | Sackler

Este jarrón se encuentra también ligado a la figura del pintor Mariano Fortuny. El artista recorría las calles y el mercado de antigüedades de Granada buscando piezas para su colección, y fue en el Albaicín donde encontró está pieza, que se denominó  Vaso del Albaicín, y que  se la compró a un tabernero del barrio por 2.000 pesetas. En la subasta organizada en París tras la muerte de Fortuny. En la Testamentaría e inventario de bienes de Mariano Fortuny, aparece esta pieza en el número 471 y se describe como:

Deteriorado, fondo blanco y arabescos azules; pie de metal idéntico al anterior (se refiere al jarrón Fortuny) modelado por el Señor Fortuny, valuado en quinientos francos. La pieza fue vendida al coleccionista Charles Stein a un precio final de 2.950 francos.

El 1886 pasaría a ser propiedad de Charles David, viajando hasta Londres. Éste se lo vendería a su vez al coleccionista estadounidense Charles Lang Freer  en 1903. Freer recopiló una importante colección de arte, con gran cantidad de piezas orientales. En 1905, Freer escribió a Theodore Rooseveltal, presidente de los Estados Unidos, para hacerle una oferta: la donación de su colección formada por 2.2250 objetos, entre ellos este jarrón del Albaicín. Esta proposición era algo inusual, pues se trataba del primer estadounidense que se ofrecía a legar al país su colección. Además, también proponía asumir él mismo el coste y la dotación del edificio para albergarla. Tras una serie de contactos, en 1906, se aceptó la propuesta y se decidió ubicar las obras en Washington D.CEn 1916 se empezó a construir el edifico aunque la Primera Guerra Mundial frenó el avance de la galería, que no pudo abrir sus puertas hasta 1923. En esta Freer Gallery of Art se alberga hoy el jarrón granadino.

El redescubrimiento de los jarrones.  Estos jarrones fueron redescubiertos en el siglo XVIII, en un momento en el que el los viajeros románticos idealizaron la España de la época y buscaban en la península el exotismo de Oriente. Este interés por las piezas árabes marcó las diversos vicisitudes, viajes y compra-ventas que estas piezas han vivido. La gran historia que tienen detrás evidencia el valor otorgado a estos jarrones y el interés de distintos colecciones e instituciones por estas piezas. Hoy los jarrones tipo Alhambra ocupan un lugar destacado en los diferentes museos que los conservan. Todas estas piezas se reunieron en Granada en 2006-2007 en la exposición Los Jarrones de la Alhambra. Simbología y poder. Para conocer más información acerca de cada una de ellas, se recomienda la lectura del catálogo de la exposición.

BIBLIOGRAFÍA

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