La fuente de Santa María
En la arquitectura nazarí el agua presenta un gran valor simbólico, su rumor recorre los patios, proporciona tranquilidad y frescura, refleja los colores y las luces y cautiva las miradas. En la Alhambra el agua en un elemento muy presente, y en todas las edificaciones palaciegas hay ejemplos de ello.
Una de las formas en las que el agua fluye es través de las fuentes, y aunque la más conocida es sin duda la del Patio de los Leones, hay otras que, aunque más simples y esquemáticas, también destacan por la variedad de tamaño y formas con las que se realizaron. Una de ellas es la que presentamos hoy. Esta taza de fuente fue realizada a principios del siglo XIV en una gran pieza de mármol blanco con vetas rosadas. Fue tallada con forma de cuenco gallonado, con gruesas paredes que se curvan hacia el interior conforme descienden hacia la base. El borde superior dibuja un hexágono, con seis lóbulos y seis vértices que desarrollan un perfil mixtilíneo y un interesante juego de alternancia de curvas y rectas. Destaca el imponente perfil que se genera en esta pieza, a lo que contribuye su gran grosor, 8,5 centímetros en el borde, y peso.
La pieza tiene base plana con un orificio circular justo en el centro de 9 cm de diámetro, para colocar el surtidor. En el borde superior presenta unos cortes y boquete, probablemente usados como aliviaderos para el agua y disimulados con piezas del propio material. Cercano el orificio central, en el surco de un lóbulo, se advierte un espacio cuadrangular con un lado curvo reintegrado. De igual modo, en el borde cercano a un vértice del hexágono, se encuentra un corte con forma cuadrada cubierto por una pieza de mármol. También con mármol se ha reintegrado otro orificio menor, de sección cuadrada, localizado en la pared y cercano al orificio central de la base. Estos cortes se pueden apreciar con facilidad si se observa el mármol.
El mármol presenta irisaciones en tonos rosáceas y color ámbar, tanto en el interior como en el exterior. Este tipo de tazas de fuente se colocaban muy bajas, prácticamente a ras de suelo, y el agua fluía en ellas a borbotones, al alcance de la mano. Se desconoce la procedencia original de esta pieza y el lugar para el que fue diseñada, pues cambió su función, ubicación e incluso forma al ser reutilizada como pila bautismal en la Iglesia de Santa María de la Alhambra. Para este fin se le añadió una base circular de mármol, lo que permitía elevarla en altura y facilitaba su nuevo uso. La fuente permaneció en este lugar hasta mediados del siglo XX, cuando se decidió su traslado al Museo de la Alhambra y se separó de la base añadida, para recuperar su aspecto original nazarí.
BIBLIOGRAFÍA. BERMÚDEZ LÓPEZ, Jesús. Fuente de Santa María. Arte islámico en Granada. Propuesta para un Museo de la Alhambra. Granada: Comares, 1995. Pp. 357-358.