UNA PIEZA DE CERÁMICA MAMELUCA
Los Durante la Edad Media islámica dos ciudades del Este mediterráneo se convirtieron, bajo diferentes dinastías, en centros de producción artesanal de magna importancia: Damasco y El Cairo. Recogían las oleadas de artesanos de Irán, Irak y Siria, que se desplazaban según los conflictos del Este. Ambas capitales convivieron, bajo el sultanato mameluco, más de trescientos años, entre los siglos XIII – XVI. Una orza mameluca de la colección del Museo de la Alhambra presenta la herencia y trasferencia entre dichas técnicas y tipologías.
La pieza es de pasta cerámica y tiene perfil piriforme elaborada a torno, ulteriormente está esmaltada en azul, negro y turquesa sobre blanco. Presenta en su decoración formas geométricas elípticas que se adaptan de manera vertical a la silueta del recipiente, junto con motivos vegetales estilizados. Debido a los avatares de su hallazgo arqueológico, la obra carece de una parte de cuello y la totalidad del borde. Dicha pieza, junto con otros fragmentos similares, son testigos históricos de cerámica oriental mameluca, habiendo resistido las olas de violentos ataques mongoles y bárbaros de la zona.
En otras piezas análogas se introducen también la epigrafía o pseudoepigrafía, decoración
animal y los motivos vegetales se vuelven geometrizantes. En Oriente Próximo, el comercio con otras culturas hizo posible el conocimiento de la cerámica china, con el uso del vidriado azul y blanco, muy querida en el mundo islámico, y de la cerámica iraní de Sultanabad. Esto fomentó la adaptación en manos de alfareros, egipcios especialmente, creando una sensibilidad artística y piezas tan magníficas como la orza mameluca que nos ocupa.
Lugar: Museo de la Alhambra, Palacio Carlos V