Alizar del Peinador de la Reina
El término alizar, derivado del andalusí issál = “bajo, parte baja”, designa en general al azulejo o friso de azulejos colocado en la parte inferior de las paredes. El uso expreso del alizar aquí tratado era para estar dispuesto pegado a otros iguales a modo de cenefa sobre el borde en ángulo del alféizar de ventanas bajas. Procede de la estancia albergada en la torre-bahw de Ab l-uyš Nar , también llamada torre de Ab l-a y, más generalizado, Peinador de la Reina.
Para acoplarse perfectamente al borde del alféizar, fue elaborado mediante un molde con el perfil en forma de ángulo, o de “L”. Así, resulta una amplia base horizontal en la parte trasera, que no estaba a la vista y era por donde la pieza quedaba embutida en la pared, y, hacia el exterior, presenta una cara vertical con engrosamiento en la zona alta, que era la superficie que permanecía a la vista y que se presenta vidriada y decorada.
Esta pieza es excepcional por varias razones. En primer lugar, por tener decorada su superficie con reflejo dorado sobre blanco y con trazos de azul, que fue la técnica más costosa y rica de ornamentación de la cerámica hispanomusulmana. Son poquísimos los alizares con reflejo dorado que se han conservado en la Alhambra.
En segundo lugar, porque el tema decorativo principal del alizar es caligráfico: son las jaculatorias en árabe al-yumn al-d’im, al-‘izz al-q’im = Felicidad eterna, Gloria permanente. Las letras están trazadas en escritura nasjí con regulación del grosor según las curvaturas y el ritmo grácil, muy semejante a la usada en el Jarrón de las Gacelas, según José Miguel Puerta Vílchez.
En tercer lugar, porque el alizar procede de un ámbito muy especial de la zona palatina de la Alhambra, que ha sufrido grandes transformaciones a lo largo de la historia: la torre-bahw de Ab l-uyš Nar.
Y, la última razón, porque la pieza es un ejemplo perfecto de las obras de arte que se realizaron durante el tercer período artístico nazarí, bajo Muammad V (1362-1391), cuando la arquitectura y la decoración alcanzaron una evolución efectista y de preciosismo como nunca se había experimentado en el arte hispanomusulmán
Horario: Los sábados a las 12 h
Lugar: Museo de la Alhambra, Palacio Carlos V