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UN PASEO EMOCIONAL POR LA HISTORIA
El Legado se exhibe en un espacio imaginario continuando con la intervención ecléctica de Torres Balbás de 1935-1936, en la que una serie de objetos exponen sus diferencias a la vez que cada uno de ellos completa el papel de los demás en un entendimiento surgido de los reflejos que provocan unos en otros.
El Legado se exhibe en un espacio imaginario continuando con la intervención ecléctica de Torres Balbás de 1935-1936, en la que una serie de objetos exponen sus diferencias a la vez que cada uno de ellos completa el papel de los demás en un entendimiento surgido de los reflejos que provocan unos en otros. Un ejercicio de presentación del lugar que suscita interpretaciones diversas al ser contempladas. Se llega a sentir que el conjunto de habitaciones del Baño, el patio y las estancias modernas anejas construidas por Prieto Moreno en 1977 con aquellos objetos, sonidos y vistas al jardín, es una introspección en la historia. No estamos ante un contenedor neutro como es una sala expositiva o un museo donde se muestran objetos y obras, se trata de una arquitectura que en si misma es una presentación de su propia historia, una obra de obras que muestra su pasado y presente. En este escenario, el mero hecho de pasear y asistir a un emplazamiento concreto de los objetos en relación al espacio y al tiempo, dotan de un potencial valor artístico y científico al mismo tiempo a los objetos y acontecimientos que evocan.
El visitante se encuentra ante una secuencia temporal formada por el muro antiguo del Baño, un patio con galería alta, un pilar de agua, la guitarra de Ángel Barrios, una ventana interior que rememora otra desaparecida en esta misma posición que conecta visualmente con un gran ventanal al jardín y un piano dispuesto entre ambas, unos cuadros, partituras y objetos de la familia Barrios que habitó la casa, dispuestos sobre una mesa. Todo este conjunto de elementos sugiere una narrativa ambigua en el interior del Baño en torno a la vida de Ángel Barrios y su familia, una semblanza de su paso por aquel lugar.
Las palabras “el derecho al paisaje” que utilizaba con frecuencia el músico expresan un deseo vital y revelan la importancia que para Ángel Barrios supuso vivir en la Alhambra en armónica relación con su paisaje, y nos ayudan a entender las relaciones entre el Baño islámico, la casa y el jardín. En este contexto Ángel Barrios encontró la calma y un espacio personal para componer. El paisaje para el músico no se limita a un fenómeno adicional que rodea al hombre, lo sitúa en el esfuerzo del trabajo para construir su propia obra artística, o lo que es lo mismo, su propio paisaje interior. De aquí la importancia de conectar la relación con el jardín y las
vistas al Partal tal y como sucediera en vida de la familia Barrios.
Tres ventanas, dos mapas y un jardín
El espacio se organiza en torno a tres ventanas localizadas en la ampliación llevada a cabo por Prieto Moreno para Casa-Museo de Ángel Barrios aneja al patio. Estas tres ventanas estructuran las relaciones de los objetos con la arquitectura, el paisaje y el muro de ladrillo original del baño islámico que se deja visto en el interior de las salas. Una de ellas, ya existente, permite la visión de la puerta del Vino y del palacio de Carlos V desde el patio, al acceder al interior. Las otras dos se abren con intenciones y motivaciones diferentes. En el muro de una de las salas se reproduce una ventana desaparecida de la casa de la familia Barrios en la misma posición que en su día ocupaba mirando al jardín. Hoy es una ventana interior entre dos salas que se asoma a una estancia con un piano y si nos situamos del otro lado, se puede contemplar la estancia de la que venimos con los objetos, los cuadros y el muro del Baño. La tercera ventana es un gran hueco junto al piano que se abre al jardín y un estanque de agua entre restos arqueológicos. La secuencia de las tres ventanas y su disposición a eje en el espacio permite prolongar la visual desde el patio del Baño hacia el palacio de Carlos V y la puerta del Vino y, dentro de la edificación anexa, hacia el jardín de la Alamedilla, en un intento por desvanecer la presencia de esta construcción de Prieto Moreno.
La elaboración de dos mapas confeccionados con elementos diversos que pertenecieron a la familia Barrios, la casa y el jardín, establecen un nivel de relación entre la música, los objetos domésticos, la arquitectura y el paisaje. La música de Ángel Barrios y sus partituras, los cuadros de paisaje de su colección, el piano y la guitarra, los espacios del Baño con el patio del Polinario y los cambios de aspecto del jardín con el paso de las estaciones a lo largo del año, constituyen un conjunto de situaciones que evocan un tiempo pasado de la familia Barrios en el interior del Baño islámico. El patio y el jardín se convierten de este modo en los elementos articuladores. El patio como espacio diario de la vida colectiva de la casa y de encuentro con los amigos. El jardín, lugar de retiro de Ángel Barrios para componer en las habitaciones que se abrían a él.
Es una propuesta cultural dinámica que cambia temporalmente con las estaciones, como sucede con el jardín, ampliando la relación del visitante con el lugar a través de actividades derivadas de las relaciones del mapa. De esta manera podemos asociar una composición musical con un cuadro de la colección del músico, y estos a su vez, con ciertas situaciones y actividades del jardín y el patio.