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LEGADO
ÁNGEL BARRIOS
Se trata de una colección museográfica que reúne enseres, instrumentos musicales, dibujos, pinturas, acuarelas, partituras y correspondencia dedicados por sus autores a este importante músico y compositor granadadino
La singular posición de la guitarra que recibe al visitante recuerda el lugar de ensayo habitual del artista junto al patio y frente al antiguo muro medieval del Baño. Igual sucede con la fotografía del músico dispuesta en la esquina de la habitación del piano y en contacto con el muro del jardín, en la que se ve componiendo en una habitación con luz procedente de este mismo jardín en otro tiempo. Las expresiones “el derecho al paisaje” y “patio del polinario” que Ángel Barrios acostumbraba a utilizar, nos hablan del jardín, de los amigos y sus deseos, de la música como nexo que une las almas y el espíritu. La alfombra extendida junto a la gran ventana con un dibujo de las cúpulas del Baño y el patio de la casa, se convierte en una superficie flotante sobre el jardín de la Alamedilla que coloca estas estancias interiores y el piano del artista frente al paisaje, en un intento por sintetizar expresivamente los elementos de este lugar y su historia. Los cuadros con las escenas domésticas y costumbristas, dispuestos sobre la pared moderna construida en los años 70, se confrontan con el antiguo muro islámico que brutalmente irrumpe en este pequeño espacio doméstico, entablando una dialéctica entre el tiempo de la casa y el tiempo del Baño de época medieval. Los objetos de la familia Barrios dispuestos en mitad de este espacio sobre las mesas originales nos acercan a su vida íntima ante una ventana que se abre de nuevo en el muro, y en la misma posición que ocupaba en su momento en la casa de Ángel Barrios, a través de la cual se puede contemplar una pequeña fotografía del músico junto a su hermana Eloísa ensayando en el jardín. Una secuencia concatenada de acontecimientos espaciales y paisajísticos que evocan la memoria de este lugar y su historia.
El punto culminante de la exposición es el piano situado en la última de las salas junto a un gran ventanal que da al jardín y que sintetiza esa doble condición como principio dinámico a la actividad del artista, simbolizados por una pintura de paisaje realizada por el músico y una partitura, ambas dispuestas sobre el teclado. El piano retirado ligeramente de su posición habitual pegado a la pared y en ese extraño emplazamiento recuerda la singular posición que ocupaba en la habitación en la que el artista se refugiaba para componer, con una ventana hacia la Alamedilla, el jardín que divisaría mientras trabajaba.
La proyección de una serie de imágenes que nos llegan del jardín sobre una ventana cegada situada junto al gran ventanal del piano, recuerda cual era el límite entre la casa de la familia Barrios y el jardín de la Alamedilla mediante la superposición de imágenes de tiempos distintos, el actual y el histórico del jardín.