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DEL PATRONATO DE LA ALHAMBRA Y GENERALIFE

01 junio 2021

Qalahurra Al Yadida, la casa en la torre

Vista exterior de la Torre de la Cautiva. Fotografía: Pepe Marín
Vista exterior de la Torre de la Cautiva. Fotografía: Pepe Marín

Esta obra ha venido a engalanar la Alhambra; es morada para los pacíficos y para los guerreros; Calahorra que contiene un palacio.¡Di que es una fortaleza y a la vez una mansión para la alegría!

Con estas palabras describía Ibn al-Yayyab la Qalahurra Yadida, o torre de la Cautiva, en el poema epigráfico que cubre las paredes de su interior. Llamada también torre de la Sultana y torre de la Ladrona es una de las qalahurras, o baluarte defensivo, que embellecen y ennoblecen la muralla alhambreña. Su altura y aspecto exterior aparentan que se trata de una torre meramente militar, sin embargo, en su interior se esconde una vivienda, profusamente decorada, que nos transporta al mundo palaciego aislado del resto de edificios cortesanos.

La Torre de la Cautiva ha recibido diferentes denominaciones a lo largo de su historia pero desde mediados del siglo XIX se la conoce como de la Cautiva, por la leyenda literaria romántica que cuenta que en ella estuvo prisionera Isabel de Solís en el siglo XV. El sultán Muley Hacen ―padre de Boabdil― se enamoró perdidamente de Isabel y se casó con ella. A partir de ese momento fue llamada Soraya, que significa “Lucero del alba”. Con Soraya tuvo Muley Hacén dos hijos, Nasr ben Ali y Saad ben Ali.

Vistas desde la Torre de la Cautiva. Fotografía; Lucía Rivas

La edificación de la torre corresponde al sultán Yúsuf I (1333-1354), el constructor del palacio de Comares y de otros importantes edificios alhambreños como la Puerta de la Justicia y la de los Siete Suelos. Fue erigida con una función aún no identificada, pero relacionada con la vida palatina. En época cristiana la torre fue restaurada y adaptada a su uso por miembros de la guarnición militar, repitiéndose cada pocos años el arreglo de su terrado para evitar permeabilidades. A pesar de su uso como residencia de soldados y de las filtraciones que habían dañado, en parte, su prolija decoración, la torre había conseguido sobrevivir más de trescientos años de ocupación cristiana y parecía haber llegado en buen estado al siglo XIX, hasta que las barrenas francesas dejaron la torre bastante dañada en 1812. Sería una de las primeras torres en ser restaurada, hecho acometido por Rafael Contreras entre 1873 y 1876, aunque sin llegar a rematar la restauración. Habría que esperar al año 1980 para que fuera íntegramente restaurada.

Patio interior de la Torre de la Cautiva. Fotografía: Lucía Rivas.

La estructura y distribución de la torre de la Cautiva es la misma de las casas y palacios del recinto. Como corresponde a toda estructura doméstica, tras su ingreso en recodo, se desemboca en un pequeño patio con arcos sobre pilares. La estancia principal del interior de la torre presenta pequeñas alcobas en el eje de cada uno de sus costados exteriores, coincidentes con las respectivas ventanas geminadas o de doble arco. A semejanza de las estructuras domésticas tradicionales, la torre tiene sus habitaciones y una terraza en la planta superior, a las que se accede por un portillo desde el recodo de la entrada.

Es uno de los espacios más destacados de la decoración nazarí. El alicatado de los zócalos presenta bellísimas trazas, con piezas de variados colores, entre los que sobresale el púrpura, cuya utilización en la cerámica arquitectónica ha ido considerada como única. Son igualmente destacables la cartelas epigráficas alicatadas que culminan la parte superior de los zócalos, en las que se pueden leer dos azoras coránicas: al N la 112 de “La Fe Pura”, y al S la 113 de “El Alba”. Las yeserías de la sala, originalmente policromadas, se distribuyen a modo de entelado o tapizado por encima de los alicatados, destacando el poema del gran visir Ibn al-Yayyab, enmarcando sendos pasajes coránicos en cúfico.

Alicatado del zócalo en el interior de la Torre de la Cautiva. Fotografía: Lucía Rivas

El suelo de mármol y la actual techumbre de madera pertenecen a la restauración llevada a cabo en la torre a fines del siglo XIX. Por tanto, puede considerarse, por su estructura arquitectónica y su composición decorativa, como el momento de mayor pureza del arte nazarí.

BIBLIOGRAFÍA

La Alhambra y el Generalife. Guía oficial (2010). Bermúdez López, Jesús.
Murallas, torres y dependencias de la Alhambra (2016). Vilar Sánchez, Juan Antonio.
Leer la Alhambra. (2010). Puerta Vílchez, José Miguel.

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