Rosa de Damasco “ISPAHÁN”
El cultivo de las rosas en jardines es antiquísimo. Estuvieron presentes en jardines babilonios, sirios, persas, egipcios, romanos, griegos, y, por supuesto, en los jardines islámicos. En al-Ándalus se conocieron como ward (nombre derivado del persa).
Las Rosas de Damasco (o damascenas), consideradas durante siglos como símbolo de de belleza y de amor, son un grupo de rosales “antiguos”, aunque se han utilizado, mediante hibridación, para generar una gran cantidad de cultivares, como éste del Patio de la Acequia denominado “Ispahán”.
Se caracterizan principalmente por poseer el aceite esencial más apreciado en el mundo para la elaboración del agua de rosas. Esta esencia se utilizaba para perfumar alfombras, cortinas, el cabello y la piel de los bebés, y para humedecer las toallas de algodón o lino con las que se terminaban los tratamientos depurativos y faciales en el Hammam.
Su aroma pudo ser el de la mujer andalusí.