El valor patrimonial y artístico del Maristán de Granada sigue creciendo. El Patronato de la Alhambra y Generalife, dependiente de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, ha iniciado los trabajos de recuperación y conservación de las pinturas murales que en 1984 vieron la luz durante unas intervenciones arqueológicas en el antiguo hospital nazarí fundado por Muhammad V en 1367, actualmente en restauración y testimonio excepcional del esplendor que adquirió la ciudad en el siglo XIV. Se trata de dos escudos heráldicos superpuestos. El primero de mediados del siglo XVI, perteneciente al emperador Carlos V; y el segundo, fechado a finales del mismo periodo, correspondiente a Felipe II.
El proyecto de restauración, que cuenta con un presupuesto de 17.499 euros, también ayudará a conocer la historia de estas pinturas murales y sus transformaciones, así como determinar la cronología de sus intervenciones y el estado original de las mismas. Así lo ha asegurado esta semana la directora del Patronato de la Alhambra y Generalife, Rocío Díaz, durante una visita al Museo Arqueológico de Granada, donde se realizan los trabajos. Acompañada del delegado de Cultura y Patrimonio Histórico en Granada, Antonio Granados, Díaz también ha recordado que las pinturas murales llegaron a la Casa de Castril hace 36 años tras ser arrancadas de su soporte original mediante la técnica de strappo, con el fin de evitar su pérdida.
Debido al mal estado de conservación que presentaban las pinturas antes de su intervención en los años ochenta y la fragilidad que el arranque realizado les provocó, las labores de conservación de estos restos de policromía se centrarán en la retirada del engasado y colas de protección aplicadas, y su posterior colocación en un soporte inerte. El objetivo: obtener una lectura correcta de los restos, para poder “recuperar” las dimensiones, forma y color de los escudos, unos distintivos que adornaban la documentada como “Sala del Tesoro”, donde asistía el tesorero y demás oficiales mayores de la casa cuando el Maristán, tras la llegada de los Reyes Católicos, pasó a ser Ceca de Granada.