Numismática hispanomusulmana
En la Península arábiga no existía una arraigada tradición monetaria anterior a la aparición del islam en el siglo VII. Se usaban monedas de los estados circundantes. La moneda constituye un ejemplo muy nítido del proceso y evolución de la construcción del nuevo estado islámico. Así como de los condicionantes de tipo religioso, económico y plástico que confluyen en él. En un primer momento el estado islámico usa monedas de sus predecesores. Pasando posteriormente a una serie de modelos destinados a sustituir a los ejemplares anteriores. La conquista islámica de Hispania conlleva la introducción de un numerario diferente a los reinos anteriores, los visigodos. Ninguna de las tradiciones monetarias anteriores en Hispania se mantiene y da paso a diseños establecidos en Oriente y el norte de África, dado la lejanía neurálgica del centro omeya. Así en la fase de la conquista de Hispania se acuñarán monedas transicionales, durante unos 3 años, pasando posteriormente a monedas de un modelo más islámico con mensajes de tipo religioso y político.
La acuñación de las monedas se llevará a cabo en cecas repartidas por el territorio de al-Andalus. Principalmente iniciándose brevemente en Sevilla, creándose posteriormente la de Córdoba. Hay que indicar que existieron numerosas cecas, creadas por todo el territorio de la Península, si bien en las leyendas de las monedas faltan en ocasiones el dato de la ceca, por lo que hay que atenerse, en parte, al lugar del hallazgo o los datos dinásticos que aportan.
El sistema monetario fue en un principio trimetálico, oro, plata y cobre. Y después de pasar por algunas fases de la conquista pasaría a ser bimetálico. En épocas de crisis políticas, se acuño solo moneda de plata. En los distintos reinos que se implantaron en la Península durante unos 800 años, la moneda pasó por unos cambios característicos de cada época, reino o ideología religiosa y política. Sin olvidar que la acuñación de la moneda pasaba por la posibilidad de abastecerse de los metales preciosos necesarios. Principalmente estos metales venían de África, del Sudan occidental y de la curva del Níger, a través de caravanas, en lo referente al oro. La plata provenía en casi la totalidad del norte de África. Las fases de acuñación dependían de estos suministros y contactos. Un ejemplo de esta situación atañe a la acuñación de moneda en los reinos de taifas. Por la crisis y desorden ocasionado por la caída del califato de Córdoba se interrumpe el suministro de metales preciosos, lo que lleva a una acuñación muy defectuosa en ese ámbito. Sin embargo, con la llegada de los almorávides a la península, el cambio es radical. Este pueblo subsahariano, con contactos importantes, reanuda el suministro de metales preciosos. Así se mantendrá durante unos siglos. Lo muestran las monedas excepcionales acuñadas a partir de ese reino. Teniendo en cuenta que posteriormente algunos reinos, incluido el reino nazarí de Granada, por motivos económicos cambiarían, la ley de las monedas. El éxito de algunas dinastías implantadas en la Península, como el califato de Córdoba, se debe a la capacidad exitosa de recaudación fiscal. También por la importancia de la moneda islámica, hispanomusulmana, ejemplo a seguir por reinos cristianos, imitando en ocasiones estas monedas. La importancia del intercambio comercial, a todas las escalas, llevó a una aceptación de la moneda hispanomusulmana. Hasta la caída del reino nazarí de Granada regiría este sistema, hasta la reforma llevada a cabo por los Reyes Católicos. Cerrando una época, si bien el interés por esta numismática sigue vivo hasta hoy.
Autora del artículo: Pilar Duro Olivares