El ajuar culinario
Comienza el Ramadán, una de las fechas más significativa en el calendario musulmán. Durante los 30 días que dura, desde el alba a la puesta de sol, el creyente debe evitar consumir alimentos o beber líquido, el objetivo es fortalecer el espíritu para acercarlo más a Dios, constituyendo el ayuno uno de los cinco preceptos básicos del Islam. Durante este mes la vida diaria se adormece para resurgir a la puesta del sol, momento festivo de reunión y alegría en el que familias y comunidades se juntan para comer. ¿Pero cómo era la comida y el utillaje de cocina y mesa en época andalusí?. A través de los fondos del Museo de la Alhambra os enseñamos algunos de los objetos del ajuar culinario. Sopas, pan, potajes, verduras y frutas, y algunas carnes y pescados, eran los elementos principales de la cocina en al-Ándalus. El cereal era la base de la alimentación, igualmente se apreciaban mucho los productos de la huerta y las frutos secos como nueces, almendras, pasas o castañas. El pescado era tenido en estima, así como la carne, aunque generalmente su uso habitual quedaba limitado a las clases más acomodadas. Los dulces jugaban un papel muy importante en la cocina andalusí, fritos, con huevo, miel, mantequilla, almendras o piñones, existió una gran tradición y variedades a la hora de prepararlos. Respecto a las bebidas se solía tomar leche, jugos variados, como de membrillo o limón, así como aguas aromatizadas con azahar o rosa. El vino, aunque prohibido por el Corán, a veces era también tomado. Para cocinar estos alimentos se usaban utensilios como las marmitas, que eran utilizadas para preparar alimentos que precisaban de una cocción prolongada. Morfológicamente, esta tipología se caracteriza por paredes altas y cuerpo más o menos ovoidal, generalmente con asas o mamelones para facilitar su agarre. Una variante de las marmitas era la cuscusera, que se diferenciaba en que tenía orificios en su base. Junto a la marmita, la cazuela constituía otra de las piezas clave en la cocina. De base plana o ligeramente convexa y paredes bajas, se utilizaba para preparar guisos con abundante líquido o grasa.
Para tomar los alimentos era habitual usar el ataifor, un recipiente de forma abierta de mediano tamaño utilizado para consumir la comida en la mesa, a modo de plato. Suele estar vidriado interior y exteriormente, y presenta todo tipo de recursos decorativos.
Similares en función a los ataifores pero de menor tamaño son las jofainas, que pudieron utilizarse para servir sopas o salsas. Su menor diámetro quizá implica un uso individual, frente al ataifor que podía ser usado por varios comensales al mismo tiempo.
En el ámbito de la Alhambra nazarí se han encontrado además numerosos ejemplos de fuentes, unas piezas de mesa abierta y de mayor tamaño que los ataifores usadas para servir gran cantidad de alimentos.
Para las bebidas se solía utilizar copas, que destacan por el desarrollo de sus pies, y tazas, con fondo plano y en ocasiones con una o dos asas.
También es habitual la presencia de jarritas, una pieza de gran variedad tipológica y decorativa utilizada para beber agua.
Otro elemento del ajuar eran las redomas, que podían usarse como vinagrera, aceitera o para contener salsas, entre otros usos. Se caracterizan por su estrecho cuello.
También para el líquido se pueden encontrar botellas, así como jarras de gran tamaño que se utilizaban para su almacenaje y transporte.
Estos son sólo algunos de los múltiples ejemplos de la variedad de elementos que componen el rico ajuar doméstico de al-Andalus y que eran usados durante el Ramadán a la puesta del sol.