La Alhambra bajo la lluvia
Siempre me causó curiosidad la impronta que deja el clima sobre las emociones, los pensamientos y la acción de hombre. Un día lluvioso es un día singular para visitar la Alhambra porque ella es un todo, un conjunto de espacios y localizaciones que permiten que los sentimientos afloren de acuerdo a nuestra naturaleza y al momento de nuestras vidas que estemos atravesando. Independientemente de la edad en la que se visite, la Alhambra no deja indiferente a nadie, porque desde la menor experiencia de los ojos de los niños, con la más absoluta sinceridad y sin ningún pudor, y salvando los pequeños inconvenientes de la visita, muestran su agradado por la Alhambra bajo la lluvia. En este sentido, la belleza proviene tanto de las manifestaciones formales del aspecto visual, como del movimiento y el sonido del caer del agua. Porque lo bello, decía Santo Tomás de Aquino, es lo que agrada a la vista, y la Alhambra, bajo la lluvia, conduce al espectador a sentimientos de atracción y bienestar emocional. Fdo. Inma Montalvo, monitora del programa La Alhambra Educa