Los ajimeces, balcones volados de madera con celosías, dieron nombre originalmente a esta estancia.
Las principales son la Puerta de las Armas, la del Arrabal, la Puerta de la Justicia y la de Siete Suelos.
Fue área residencial para la guarnición de élite al servicio del Sultán que vigilaba la ciudad palatina.
La Torre de la Vela, nombrada en época nazarí torre Mayor y durante el siglo XVI puerta del Sol ya que se refleja en la fachada de mediodía actuando como un reloj de sol para la ciudad.
La decisión de situar el Palacio en la Alhambra simbolizaba el triunfo de la Cristiandad sobre el Islam.
Complementa la visita a la Alhambra la colección de arte nazarí procedente de excavaciones y restauraciones del Monumento.
Con planta de cruz latina y capillas laterales, destaca su retablo barroco con grandes columnas salomónicas del siglo XVII.
Dibujos, pinturas, partituras y correspondencia dedicados al compositor granadino, Ángel Barrios componen su colección.
Dos fuentes circulares que vierten agua en una curiosa alberca ocupan el centro de este patio.
Los Consejos de Ministros y las oraciones eran las celebraciones que ocupaban estas estancias.
La bella techumbre de madera que lo cubre da nombre a esta estancia cuya decoración original se debe a Muhammad V.
A los pies de la Fachada el Sultán recibía a sus súbditos, separando el ámbito administrativo y el familiar dentro del Palacio.
La Acequia actúa como un espejo, reflejando las estructuras y rompiendo la horizontalidad del patio.
Existen dos posibles orígenes para su nombre, su bóveda semicilíndrica o la palabra “al-baraka” escrita repetidamente en sus muros.
Este Salón del Trono es la mayor estancia del recinto, rodeado de nueve pequeñas alcobas, reservada una de ellas para el Sultán.
Siendo uno de los elementos imprescindibles del urbanismo islámico, no es extraño que cada palacio de la Alhambra tuviera uno propio.
Una de las estancias del Palacio de los Leones, debió servir de vestíbulo o recepción por su proximidad a la entrada del Palacio.
Su famosa fuente es símbolo de su riqueza decorativa y síntesis del complejo hidráulico del recinto.
Una impresionante cúpula de mocárabes en forma de estrella de ocho puntas abriéndose sobre ocho trompas es el detalle más espectacular de la Sala.
Cinco alcobas rodean una gran sala, escenario de recepciones y representaciones festivas, sus bóvedas pintadas son su elemento más característico.
La cúpula de mocárabes desarrollada a partir de una estrella central es la obra maestra de la segunda residencia del Palacio de los Leones.
Los delicados alicatados y la proporción del diseño arquitectónico nazarí componen uno de los elementos más bellos de los Palacios de la Alhambra.
El alojamiento en la Alhambra causa una grata impresión al Emperador y decide construir una "suite imperial" en torno a los palacios musulmanes.
Una galería abierta al paisaje desde la que puede verse la Torre de Abu-I-Hayyay que rompe el esquema habitual de la muralla de la Alhambra
Un balcón ocupa la parte superior del testero sur para proteger las habitaciones y servir de corredor entre ellas.
De estructura semejante al Patio de la Reja pero con un ambiente de carácter claustral, debe su nombre al mirador que lo preside
Una gran alberca situada en el centro está presidida por el pórtico tras el que se encuentra la torre de las Damas
Rawda, significa cementerio. Es aquí, a espaldas del Palacio de los Leones, donde la familia real enterraba a sus familiares difuntos.
Destaca la gran alberca alargada, testimonio del patio central cuyas crujías laterales, destruidas, ocupan ahora frondosos jardines.
Salpicado por diversas torres, comunica los Jardines del Partal con la Alhambra Alta y el Generalife.
De tradición andalusí e islámica la Alhambra era una ciudad concebida para el servicio de la Corte.
Esta estancia recibe su nombre de los cierres que originalmente debieron tener las ventanas geminadas situadas en los ejes de los lados mayores.
Los ajimeces eran balcones volados de madera con celosías, muy utilizados en la arquitectura nazarí, de los que apenas quedan ejemplares aunque se han mantenido, por sus propias características, en algunos conventos de clausura y en la arquitectura popular andaluza, dando lugar con otros materiales, a numerosas variedades.
Se accede a esta Sala a través de un gran arco angrelado, abierto en el muro, en cuyo intradós aparecen las habituales tacas nazaríes. La decoración mural de la Sala, en la parte superior, es a base de yeserías policromadas, quedando la zona inferior sin decoración, probablemente para recibir un tapizado. La bóveda de mocárabes fue rehecha en el primer tercio del siglo XVI.